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Arhuacos: Un mensaje de los Mamos, los profetas de Sierra Nevada
Los Arhuaco vienen advirtiendo de esta crisis durante generaciones. Ahora sus guías espirituales dicen que Covid es solo la primera de cuatro pandemias.
By Tracy L. Barnett Hernan Vilchez Posted in Colombia, Covid-19, Proyecto Esperanza, Pueblos Indígenas on 30 octubre, 2021 One Comment
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Por Tracy L. Barnett y Hernán Vilchez
Producción de Amado Villafaña en la Sierra Nevada y Sebastián Coronado en Bogotá
Asesoría académica por Álvaro Sepúlveda de la Sociedad Colombiana de Etnobiología

Esta historia es la Parte 3 de la serie transmedia “Cosmovisión y pandemia: lo que podemos aprender de las respuestas indígenas a la actual crisis de salud”, producida con el apoyo del Centro Pulitzer de Informes de Crisis, The One Foundation y SGE. Episodio I: El cuerpo como territorio comienza la serie con tres historias de tres comunidades indígenas diferentes de Colombia. Para obtener más información sobre esta serie, consulte cosmopandemic.com.

Cuando la noticia del Covid-19 llegó a las comunidades de la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia, nadie se sorprendió demasiado. Los cuatro pueblos originarios que visten de blanco y se refieren a sí mismos como los Hermanos Mayores — los Kogis, los Arhuacos, los Wiwas y los Kankuamos — ya habían recibido numerosas advertencias de sus guías espirituales, los Mamos y sus contrapartes femeninas, las Sagas. 

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Entrenados desde su nacimiento en las formas de leer a la Naturaleza, estos guías espirituales de la Sierra ya venían anunciando ésta, y otras crisis globales, desde hace décadas.

Los Mamos han estado revelando durante años que la Tierra sufriría “enfermedades desconocidas”, cambio climático y escasez de agua y alimentos como consecuencia de las prácticas ambientalmente destructivas de los Hermanos Menores, es decir, la sociedad no indígena. Según su creencia, la humanidad debe regresar a la Ley de Origen, las instrucciones iniciales dadas a los ancestros sobre cómo convivir de manera armoniosa con la vida en el planeta, o estar sujeta a niveles crecientes de crisis.

Para los pueblos de la Sierra, el territorio espiritual se superpone al espacio físico, y una parte vital de su trabajo es cuidar esta sagrada geografía en todos sus niveles. Foto: Proyecto Esperanza – Cosmología y Pandemia

La primera de cuatro pandemias

Los Mamos han estado tratando durante décadas de llamar la atención de los Hermanos Menores para ayudarnos a comprender que lo que estamos haciendo es incorrecto y traerá consecuencias irreversibles si pasamos un umbral de destrucción. Para ellos el Covid-19 es sólo la primera de cuatro pandemias, desatada como “campanazo” para despertar a la humanidad de la pesadilla provocada por las prácticas depredadoras de la civilización moderna.

“Atravesamos una pandemia por el rompimiento de normas”, explica el Mamo Adolfo Chaparro. “Porque hemos dejado de cuidar a la Madre Tierra nos estamos convirtiendo en alimento de la enfermedad, y de igual manera está ocurriendo con el Hermanito Menor. Sabemos que es nuestra responsabilidad protegerlo, trabajar por él en el mundo espiritual”.

Pero ésta es solo una de las crisis que los Hermanos Mayores han estado prediciendo. Por ejemplo, en los últimos años, han observado con creciente angustia cómo progresivamente las nieves de la Sierra Nevada fueron derritiéndose, sus ríos disminuyendo de caudal y las lluvias menguando; como consecuencia, las cosechas ya no alcanzan como antes.

Para los Mamos, Covid-19 es solo la primera de cuatro pandemias, desatada como una “alarma” para despertar a la humanidad de la pesadilla causada por las prácticas depredadoras de la civilización moderna. Foto: Proyecto Esperanza – Cosmología y Pandemia

En 1990, abrieron su territorio por primera vez a las cámaras extranjeras, invitando al equipo de filmación de la BBC que hizo la histórica película, “Desde el corazón del mundo: La advertencia de los Hermanos Mayores“. Veinte años después lanzan el Colectivo de Comunicaciones Zhigoneshi, grupo de realizadores y voceros de la comunidad que ya ha producido varios documentales, entre ellos la serie “Palabras Mayores”, y en 2012 filman “Aluna” con el mismo director la televisión pública inglesa. 

“Tristemente, el Hermano Menor no le ha dado importancia a estas declaraciones de los Mamos”, se lamenta Amado Villafaña, cineasta y representante cultural arhuaco que colabora en el colectivo. “Su sociedad siempre los cuestionan: ‘¿En qué universidad fue que recibieron el título? O  ‘los Mamos tienen ganas de hablar y que les den la tierra’. Pero sí, ellos ya venían diciendo que iba a ocurrir todo lo que estamos viviendo en este momento”.

Los Arhuaco, como muchos pueblos originarios, practican la democracia directa, tomando todas las decisiones importantes juntos, en asamblea. Foto: Proyecto Esperanza – Cosmología y Pandemia

El antropólogo colombiano Felipe Cárdenas, quien ha estado trabajando con comunidades arhuaco y kogui durante décadas, recuerda haber oído estas predicciones ya en 1980, cuando comenzó a estudiar con ellos sus prácticas de adivinación. “Hay una visión muy profética por parte de la gente de la Sierra Nevada de Santa Marta. El relato que ellos tienen es uno al que vale la pena prestarle atención, porque tiene mucho sentido en términos de esta sociedad mayor, que es bastante demente en su manejo ambiental y con los seres de la vida”.

Estas profecías se correlacionan con las predicciones de otras comunidades indígenas, e incluso dentro de las enseñanzas cristianas; en conjunto, dice Cárdenas, “estamos viviendo “tiempos de postrimerías”, donde ya los distintos anuncios de los grandes sistemas escatológicos nos estarían advirtiendo la necesidad de empezar a hacer todo un replanteamiento cultural”.

Vea el cortometraje, “Cosmovisión y Pandemia: El Cuerpo Como Territorio” y dinos lo que piensas.

Leyendo el paisaje espiritual

Los Mamos comienzan su aprendizaje desde la primera infancia, viviendo aislados y preparados individualmente por los mayores en las antiguas formas de conocimiento. Desarrollan relaciones con los animales, las plantas, los elementos y los seres espirituales de otras dimensiones. “Los Mamos, que no aprendieron a leer ni escribir, leen lo que yo no puedo”, dice Cárdenas. “Hay todo un conocimiento de interpretar la naturaleza como a un libro, no solamente desde un saber intelectual y racional del conocer… La naturaleza es como un gran texto, una gran biblioteca que me está dando mensajes relevantes, y me está transformando en un hombre o una mujer con sabiduría”.

Para los pueblos de la Sierra, el territorio espiritual que se superpone al espacio físico es lo más importante de cuidar, y una parte importante de su trabajo es cuidar esta geografía sagrada en todos los niveles.

Los pueblos de Sierra Nevada se consideran íntimamente interconectados con su entorno natural. Foto: Proyecto Esperanza – Cosmología y Pandemia

La forma de curar de los Mamos se basa en dicha territorialidad, en lugar de centrarse en los síntomas de la enfermedad, explica Cárdenas. “Porque la escala de pensamiento de los Mamos de la Sierra Nevada de Santa Marta es el territorio físico, pero también es el espiritual, y los pliegues ontológicos sobre dicho territorio”.

El énfasis de la sociedad moderna en la ciencia occidental ha eclipsado la esencial naturaleza espiritual de la Tierra, así como una realidad central que es obvia para los arhuacos: la de la interconexión de toda la vida.

Para Villafaña, “El Hermano Menor siempre hace separaciones. Pero últimamente ya la física cuántica comienza a reconocer que todo está en todo y nada es separado. Entonces yo creo que la física cuántica ya comienza a acercarse al conocimiento de los Mamos”.

Las aguas que salen de los manantiales son medicina para los pueblos de Sierra Nevada. “No deben sufrir cambios sino permanecer”, dice Mamo Camilo. “No intervenirlos con cemento, hay que protegerlos”.
Foto: Proyecto Esperanza – Cosmología y Pandemia

Respuesta de los Arhuaco a la crisis

Leonor Zalabata, líder arhuaca y delegada de la Comisión de Derechos Humanos de Colombia, denuncia la falta de atención médica en los territorios ancestrales. “Uno de los graves problemas que tenemos es que la salud pública, que es la que debiera responder en una pandemia, ha sido relegada por la salud privada, mostrando las mismas condiciones precarias que hemos tenido siempre en la atención primaria”.

Como los Kamëntšá y los Misak, los Arhuaco han aceptado la validez de los protocolos de prevención occidentales: enmascaramiento, lavado de manos y distanciamiento. Pero sus propios protocolos van mucho más allá de los establecidos por el Gobierno. Restringieron sus movimientos en la medida de lo posible, desalentando los viajes a las ciudades con un pago especial a modo de peaje, y un aislamiento de 15 días al regreso a las poblaciones.

Instalaron sus propios puestos de bioseguridad en los puntos de entrada de su resguardo, atendidos por Mamos como Mamo Elkin Antonio Villafaña. Antes de ingresar al territorio, las personas deben realizar una serie de actividades bajo su estricto control, comenzando con un ritual de limpieza de la energía negativa que se trae de la ciudad, hecho con mechones de algodón que luego se queman en el fuego. A esto le sigue el baño en una cocción que contiene varias plantas de acuerdo a  las recetas provistas por los Mamos. Luego deben someterse a una actividad de “reparación” en la que devuelven los favores recibidos a la Tierra de manera ceremonial. Y finalmente, se les da de beber una infusión de plantas medicinales locales como la “quina” y la gavilana, que también son determinadas por los Mamos.

Los Arhuaco practican la prevención bebiendo infusiones de plantas de las tierras altas y las tierras bajas tropicales. Foto: Proyecto Esperanza – Cosmología y Pandemia

“Cuando subía del valle la gente, a veces venían con gripa, a veces con fiebre. Pero ya uno aquí con la planta se cambia porque ya entra en el pueblo como único, como sano, limpio”, dice Mamo Elkin. “Aquí mismo los curamos”.

La dimensión física de la curación es solo el nivel más superficial, enfatiza Villafaña. “Para nosotros la salud del cuerpo no es lo más importante; lo que garantiza la salud de la persona es la Naturaleza. Entonces, cuando hay pérdida de nieve, pérdida de agua, cambios del clima, afecta a los cultivos que nosotros nos alimentamos. Ya eso es una pandemia para nosotros”, añade.

“El Hermano Menor, cuando comienza a intervenir en los ríos, toma acciones que hacen que la nieve se descongele, luego la tierra comienza a enfermarse. Es lo mismo que si agarramos nuestro cuerpo y empezamos a sacarle un ojo, un riñón, medio hígado. El cuerpo ya no estará bien. Ya no habrá esa función integral”.

La parte más importante de la curación es el reconocimiento de la naturaleza como ser vivo para que la medicina pueda funcionar, dice Villafaña. “Porque ninguna medicina es extraída de la nada… El Hermanito Menor puede decir que él inventó un remedio, pero eso es producto de la Madre Tierra. Pero para que la Madre Tierra haga su bondad de que esa medicina nos pueda servir, debe haber un comportamiento totalmente diferente hacia la misma naturaleza”.

Lea el Capítulo 1 de Cosmovisión y Pandemia, Kamëntšá Biyá: Ordenamiento territorial en defensa de lo sagrado

Modelos sanitarios incompatibles

Este enfoque de la salud, más matizado y multidimensional, no tiene cabida en el panorama sanitario moderno para Cárdenas, que además de antropólogo, también es médico homeópata y estudioso de los sistemas sanitarios. El académico no duda en identificar el fuerte declive en la aceptación de la medicina tradicional en el continente, específicamente a partir de 1910, cuando se publica el trabajo de Abraham Flexner en los Estados Unidos. Dicho político y reformador de la educación médica trabajó incansablemente para erradicar modelos médicos competidores con mayor apertura a la medicina tradicional, como la homeopatía, la osteopatía, la naturopatía y la partería.

En los años posteriores a la publicación del Informe Flexner, el número de facultades de medicina estadounidenses se redujo de 650 a 50. Todas las escuelas de homeopatía excepto dos cerraron; 10,000 herbolarios quebraron; y la medicina indígena fue eliminada del estándar de atención médica homologada. Según el investigador, cabe recordar que en la última pandemia global, la llamada Gripe Española de 1918-1920, “hay estadísticas y archivos históricos que evidencian que la homeopatía fue la terapéutica más efectiva en el tratamiento de esta enfermedad (que dejó 50 millones de muertos en todo el mundo)”.

De acuerdo a Cárdenas, el modelo médico estadounidense se exportó rápidamente a todo el mundo, con el lamentable resultado del declive del diálogo intercultural en torno a la salud y una dependencia generalizada del enfoque farmacéutico de la medicina. El especialista da como ejemplo que los jóvenes arhuaco y kogui que van a la facultad de medicina, aprenden allí a practicar el modelo terapéutico imperante, y son incapaces de relacionarse con la rica farmacopea herbal de sus mayores y de crear sus propias medicinas, algo que los sanadores tradicionales han venido practicando desde tiempos inmemoriales.

“Llegan a sus comunidades a manejar un centro de salud donde tienen que administrar pastillas, drogas, que se vencen y que no dialogan con el conocimiento tradicional”, dice Cárdenas. “Entonces los sistemas sanitarios en este momento a nivel mundial se han colapsado, porque básicamente dependían de una concepción de salud muy reduccionista, que no incorpora elementos de carácter preventivo que parten incluso de cómo estamos entendiendo la enfermedad”.

Para el Mamo Camilo, la enfermedad y su prevención son tan sencillas como el día y la noche. La tierra nos ha dado plantas para cuidar el cuerpo, así como el agua que brota de mil manantiales. Esa agua dice, es nuestra verdadera madre; nos amamanta y da la vida. Alterar esos manantiales (entubarlos, dañar el entorno y la vegetación que allí crece, represar los ríos que salen de ellos) es una violación de la Ley de Origen. 

Como forma de traducir estas reglas básicas transmitidas a los antepasados, Villafaña sostiene que “la sociedad mayoritaria con sus gobernantes debe de comenzar a reconocer a la naturaleza como ser sujeto de derechos… (Esta pandemia) ha sido una alerta para el Hermano Menor, de que ha llegado el momento de tener un verdadero cambio de actitud”.

Mamo Adolfo coincide y refuerza el profundo desafío que vivimos como sociedad global. “Si no cumplimos con esta ley (de Origen), creemos que esta pandemia seguirá creciendo. Hemos visualizado que se avecinan cuatro enfermedades; después de pasar ésta, viene la otra, luego la próxima y así sucesivamente hasta llegar a cuatro.”

“La destrucción de la naturaleza produce las enfermedades que vemos hoy”, le dice Mamo Camilo Izquierdo (derecha) al comunicador arhuaco Amado Villafaña. Foto: Proyecto Esperanza – Cosmología y Pandemia

Mamo Camilo también se remonta a las normas transmitidas a los Mamos desde el comienzo de los tiempos. “Así fue establecido desde el origen y debe cumplirse, para el bienestar de todos. No solo para la gente, sino para los animales, los que vuelan y los que no vuelan”, asevera mientras mira las llamas que danzan en el centro de su cabaña de la distante comunidad ancestral de Ikarwa. “Si desaparece el agua, todo muere, se exterminan las aves… todo lo que camina sobre la tierra. Desapareceríamos nosotros también”.

“Para la existencia de nosotros, todos deben vivir”, continúa el Mamo. “Solo así tendremos una verdadera protección contra las enfermedades. Es la Ley que nos dejaron y debemos practicar”. 

Lea el Capítulo 3 de Cosmovisión y Pandemia, Los Misak: Equilibrio y Armonía como Medicina

Los mandatos puestos a prueba

Esos antiguos mandamientos han cobrado nueva fuerza hoy, como experimentó en carne propia Ati Fania Torres, joven arhuaca de tan solo 14 años.

La muchacha de mirada risueña aprendió a la fuerza a tomarse esos mandatos en serio. Luego de una visita a la ciudad en la que no siguió los protocolos, cayó gravemente enferma de Covid.

“Tuve un descuido y me contagié por ese viaje. Los síntomas fueron dolor de cabeza, dolor muscular y molestia en la garganta, tos seca; pérdida del gusto y del olfato. Tuve que tomar distancia hacia toda mi familia. Me duró aproximadamente tres semanas. Fue un tiempo muy difícil para mí.

“La parte más dura, creo que fue al haber tenido contacto con mi papá, con mi mamá, con mi abuela. Uno nunca sabe si a ellos le podrían haber afectado.”

Ati Fania Torres, una adolescente arhuacana infectada con Covid, bebe una infusión de plantas preparada por Mamo Elkin Villafaña, encargado de los controles de ingreso a la comunidad. Foto: Proyecto Esperanza – Cosmología y Pandemia

Meses después, Ati recuerda la enfermedad como un gran aprendizaje. “Hay que recomendar a los jóvenes cumplir con los consejos de los Mamos: cuidar a la naturaleza, los árboles, los ríos, las montañas,” afirma convencida. “Cuidar a la Naturaleza, para que ella nos cuide a nosotros.”

Tracy L. Barnett

Arhuacos Cosmovisión y Pandemia El cuerpo como territorio Sociedad Etnobotánica de Colombia


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