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El Camino Arcoíris del Coyote: entrevista EcoSapien con Alberto Ruz
Memorias y sueños del re-evolucionario cofundador del Consejo de Visiones - Guardianes de la Tierra y muchos movimientos de paz y unidad
By Angélica Almazán Tracy L. Barnett Posted in Consejo de Visiones, Derechos de la Madre Tierra, Ecoaldeas, Permacultura, Serie de oradores EcoSapiens on 2 octubre, 2022 5 Comments
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Entrevista de la serie de oradores Ecosapien con Coyote Alberto – Septiembre 2022

Uno de los principales fundadores del Consejo de Visiones – Guardianes de la Tierra es también un icono para la Comunidad Rainbow Internacional desde los años setenta. “Coyote” Alberto Ruz Buenfil es un re-evolucionario visionario quien ha estado sembrando semillas de cambio en cada paso de sus caminos.

Alberto, originario de México nacido en 1945, es un verdadero ciudadano global, con raíces francesas y cubanas, entre otras, e hijos de herencia mexicana, italiana, vasca y alemana. Su trabajo está dedicado al cambio social, la sostenibilidad ambiental, ceremonial y las artes escénicas. Cofundó dos compañías de teatro internacionales, participó en movimientos sociales desde las Panteras Negras en Estados Unidos hasta la Bauhaus Situacionista en Suecia y cofundó Huehuecóyotl, la primera ecoaldea de México. Dirigió la Caravana Arcoíris por la Paz por 13 años, desde México hasta la Tierra del Fuego y Brasil, una especie de eco-escuela nómada y grupo de teatro dedicado a difundir una cultura de paz y ecología práctica  y vivencial en las selvas, montañas, barrios, comunidades indígenas y favelas de América Latina.

Fue becario de la Fundación Ashoka de 2002 a 2005 y, en nombre de la Caravana Arcoíris por la Paz recibió el premio “Escuela Viva” del presidente brasileño Lula da Silva y el ministro de Cultura Gilberto Gil, como uno de los 60 más avanzados proyectos de bioeducación y el único nómada e internacional en el país, donde la caravana pasó 4 años.

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Coyote Alberto regresando a Huehuecóyotl con su autobús Mazorca después de 13 años recorriendo Sudamérica, 2009. Crédito de la foto: www.coyotealbertoruz.org

A su regreso en 2009 de Sudamérica, fue invitado a formar  un equipo en la ‘Dirección de Cultura’ de la entonces Delegación Coyoacán, México DF, donde creó el proyecto Ecobarrios (una versión urbana inspirada de las ecoaldeas mayormente rurales) y lo llevó durante tres años a 10 pueblos y barrios diferentes de esa parte de la ciudad.

Alberto es autor de varios libros, incluidos los más recientes Ecobarrios en América Latina, Memorias de un peregrinaje al Japón y Correo de los Cuatro Vientos: Ecos de Tlatelolco. Este año, el 2 de octubre de 2022, encabezó una caminata silenciosa desde la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, hasta el Zócalo de la ciudad, lugar emblemático de la masacre de cientos de estudiantes y disidentes por órdenes del gobierno mexicano el 2 de octubre de 1968.

Ritual Olmeca y Caminata Sagrada en Silencio, 2 de octubre del 2018. Explanada Plaza de las Tres Culturas, Tlatelolco, en el 50 aniversario coordinado por Alberto Ruz Buenfil, quien camina con Helen Samuels, Antonio Velasco Piña, Laura Esquivel, Paty Ríos e Irene Goikolea (de izq a der). Foto cortesía: Alberto Ruz Buenfil

Para obtener más información sobre el XVI Consejo de Visiones – Guardianes de la Tierra “El Abrazo del Amate”, o para registrarse, visite nuestro sitio web y síganos en Facebook e Instagram.

De enero a noviembre de 2013 se desempeñó como Director de Cultura Ambiental en el estado de Morelos. Desde 2014 fue asesor de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México en el tema de los Derechos de la Madre Tierra. Organizó con un grupo de artivistas el Primer Foro Internacional por los Derechos de la Madre Tierra en la Ciudad de México en 2016, luego del cual la iniciativa de reconocimiento de los Derechos de la Madre Tierra fue adoptada en un artículo de la nueva Constitución de la ciudad.

Actualmente su enfoque principal, además de terminar varios de sus libros, es el de contribuir a los esfuerzos internacionales para reconocer la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra en las Naciones Unidas. Actualmente vive en Huehuecóyotl y ha viajado por medio mundo como conferencista magistral en diferentes tipos de eventos.

2 de octubre del 2022 Alberto vuelve a liderar una caminata y ceremonia conmemorativa en Tlatelolco. Foto de Gaby Vargas

Alberto también es el padre del diseñador, líder en permacultura y del Consejo de Visiones, Odin Ruz Hansberg, y abuelo de Arun Ruz Acosta, quien recientemente apareció en una entrevista anterior de EcoSapien.

Nos sentimos honrados de presentar la conversación que tuvimos con él como parte de la serie de oradores EcoSapiens, un proyecto conjunto de The Esperanza Project y Earth Sky Woman Tami Brunk. Puedes encontrar los videos y biografías de todos los oradores en la primera parte de la serie AQUÍ.

Foto: Pablo Da Ronco

Tami: Como co-fundador de la primera Ecoaldea de México, Huehuecóyotl, y en la sabiduría obtenida de tus años de viaje por las Américas dirigiendo los encuentros del Consejo de Visiones, así como de otras áreas del trabajo de tu vida como agente de cambio, ¿qué consejo le darías a los jóvenes visionarios que intentan cambiar el mundo de hoy cuando todo se sigue sintiendo tan al contrario como tendencia global? ¿Qué progreso has visto que se está logrando y qué consejo le podrías dar a una persona joven que quiere efectuar un cambio pero que ve que muchas cosas se están desmoronando?

Alberto: Cuando una generación como la nuestra de los años sesentas rompe tantos esquemas —la forma de vivir, rebelarse y tratar de crear una sociedad diferente con propuestas para cambiar el mundo y para cambiarnos a nosotros mismos— suele pasar que la segunda generación, la que viene después de nosotros, tiende a ser mucho más reflexiva, mucho más inclusiva, incluso reaccionando a veces no tan bien en contra del cómo crecieron en familias y tribus alternativas como la nuestra y haciendo las cosas que hasta ahora seguimos haciendo. De repente ves que quieren hacer algo muy, muy diferente. Y probablemente sea más o menos lo que sucedió entre nosotros y la generación anterior. Y al mismo tiempo lo que estoy observando cómo un veterano, un abuelo, es que la próxima tercera generación parece estar tratando de recuperar el espíritu de lo que nos empujó o nos llevó en los años sesenta y setenta a hacer las cosas que hicimos.

Ahora, los y las chavas de esa tercera generación están diciendo: “Oye, esos abuelos no estaban tan locos. Probablemente fuman mucha mariguana, pero había cosas que sí sabían e hicieron, y es por eso que ahora estamos hablando de pueblos y comunidades alternativas, y además de encuentros de tribus y proyectos que tienen que ver con un cambio radical de ese paradigma.”

Alberto y su nieto Arun en el sitio arqueológico de Palenque, donde el arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier, el padre del Coyote, descubrió la tumba de Pakal El Grande en los años 50. Foto cortesía: Arun Ruz

De repente todo empieza a cobrar sentido, especialmente por el estado actual del mundo. Porque la situación es tan mala en tantos sentidos que los jóvenes están diciendo: “Oye, si no hacemos algo, ellos ya no lo van a hacer por nosotros, porque a lo largo de las décadas, ellos ya hicieron lo que podían hacer. Y si no tomamos el relevo desde ya, entonces esto probablemente empeorará cada vez más, a partir de ahora”.

Así que estoy observando en la próxima generación, que hay muchos jóvenes entre los veinte y treinta años, que son muy sabios, muy inteligentes. Saben cómo usar nuevas herramientas que nunca aprendimos a usar y que probablemente nunca aprenderemos a usar. Se hacen llamar los millennials y ya crecieron con esas herramientas, pero también crecieron con nuestras historias, con nuestros ejemplos y esas experiencias que empezamos a probar allá por los sesentas. Así que tengo mucha esperanza en ésta próxima tercera generación. Veo situaciones que no pudimos manejar en nuestro tiempo, y que ahora ellos sí lo están haciendo.

Alberto inspirando a una multitud de niños y jóvenes en el IV Consejo de Visión en Zirahuén, Michoacán, 1994. Foto cortesía: Alberto Ruz Buenfil.

Tami: Has tenido una vida tan rica y tantas experiencias increíbles en las que has visto lo que es posible. Has vivido una vida haciendo posible lo imposible. Si pudieras tomarte un momento para retroceder en el tiempo y dejar que tu memoria descanse, y recuerdes algunos de los momentos más increíbles de tu rica vida, para ver lo que surge. Recuerdos que se sientan muy vivos. ¿Podrías llevarnos allí, atrás en el tiempo y ayudarnos a verlos de nuevo a través de tus ojos?

Alberto: En julio de este año 2022, los Encuentros Arcoíris, Nacionales e Internacionales celebraron su 50 aniversario, y lo realizaron exactamente en el mismo lugar donde se inició todo el movimiento. Nosotros pudimos participar en nuestro primer encuentro “Rainbow” en California en 1977, en un momento en el que ya habíamos creado nuestra comunidad y tribu intencional, que primero se llamó en la India “La comuna internacional del Ashram en Tránsito de los Hathi Baba’s,” viviendo y aprendiendo en diferentes ashrams y con maestros y sabios tibetanos e hindúes en Asia.

Luego, al cabo de unos años, nos convertimos en los “Elefantes Iluminados”, nombre que adoptamos en el norte de California. Éramos básicamente un grupo heterogéneo de unas 15 o 20 personas de diferentes naciones y diferentes edades que habíamos decidido vivir juntos como una tribu nómada, usando el teatro como una forma de transmitir y de compartir lo que significaba vivir juntos.

De camino al Rainbow Gathering en Arizona, 1979. Gerda, Odin, Alberto, Mayura, Mercedes, Tove y Connie. (Foto de Jan Svante)

Y como parte de esa época, me gustaría relatarte del momento en el que creamos una obra nueva. Esta fue mucho más que una simple obra de teatro, fue una experiencia real que nació de una serie de experiencias vividas, una experiencia de “Teatro Viviente,” porque nos inspiró mucho The Living Theatre, fundado en Nueva York en la década de 1940 por Julián Beck y Judith Malina. Y a esa presentación la llamamos “El Aleph, una ventana abierta a la Utopía.” Y esa historia y guión que convertimos en performance fue un caleidoscopio de diferentes celebraciones de la vida comunitaria en el mundo  experimentadas por diferentes culturas, grupos étnicos y religiones a lo largo de muchos siglos. Así que representamos a aquellos griegos seguidores de Zenon, en el siglo V antes de cristo, de sus primeros experimentos para crear comunidades utópicas.

Y después montamos otros cuadros de comunidades budistas e hindúes en los Ashrams en la India. También escogimos a un grupo de anarquistas rusos intentando acabar con el Zarismo e hicimos cuadros teatrales surgidos de los movimientos dadaístas y surrealistas,  todas ellas diferentes experiencias que implicaron que grupos de personas se juntaran para salir de un modo de vida ordinario, para  crear una experiencia con un sabor a utopía.

Y esa fue la primera vez  y la forma, en que presentamos varios momentos poco conocidos  de la historia “alternativa”. Fue fantástico porque pudimos ver que ya estábamos plantando semillas de cambio a través de una obra de teatro, un espectáculo, una actuación o un “happening” para compartir y enseñar cómo nosotros habíamos escogido vivir. Y ello significaba entrar en los corazones de una enorme cantidad de personas muy diferentes. Tanto en las audiencias de los teatros o lugares públicos donde nos presentamos, cómo entre nosotros mismos como un colectivo muy heterogéneo. Hicimos esas presentaciones aptas tanto para niños como adultos,  y para personas de muy diferentes culturas, en parques, en las calles, las plazas,  las ferias y los mercados, y dondequiera que íbamos viajando 

Y esa misma historia, con otros guiones y actores, se reprodujo años después cuando creamos la Caravana Arcoíris por la Paz. Ahora teníamos varios autobuses, de nuevo gente de diferentes países, edades y orígenes que estábamos utilizando el teatro como una forma de mostrar cómo se puede vivir juntos de una manera diferente. Cómo se puede crear una economía y una educación diferente, una forma de sanarnos y tomar decisiones nosotros mismos, que no eran ya tan solo individuales, sino que se tornaron en colectivas.

Alberto compartiendo la mesa con su tribu en Zirahuén, Michoacán. 1994. Foto cortesía: Alberto Ruz Buenfil

Y es que para mí, el concepto de colectividad ha sido siempre fundamental a lo largo de toda mi vida. Quizás porque crecí en una familia donde solo éramos dos hermanos, y hubiera querido  tener una gran mesa con mucha gente. Así que eso es lo que hice. Desde que era un niño y conforme fui creciendo, comencé a crear, atraer y en muchos sentidos liderar grupos de personas con los mismos intereses Es decir que básicamente siempre he buscado mostrar y demostrar, a través de experiencias  artísticas y de todo tipo, que es posible vivir juntos. Más difícil pero mucho más satisfactorias. 

Entonces, cuando en 1977 llegamos a nuestro primer Rainbow Gathering en California con nuestro único autobús en ese momento, descubrimos que no éramos un montón de “freaks” que se habían salido de la pista, sino que éramos muchas, muchas personas que vivían en autobuses como nosotros- Y luego otras cientos, miles de  personas que vivían en yurtas y tipis, en comunidades rurales o en ocupaciones de edificios en las ciudades. Así que dijimos: “Oye, no estamos solos. Esto no es solo una continuación de la quimera de un fumador de mota o de un viaje de LSD. Sabes, esto es real. Somos muchos y somos parte de un colectivo mayor que todos nosotros”. 

Entonces esa experiencia de ir a muchos Rainbow Gatherings desde entonces, fue uno de los recuerdos de muchos encuentros a los que asisimose, en los que aprendíamos, que no estábamos solos, porque antes de conocer el Rainbow, no teníamos ningún otro ejemplo de que esa utopía pudiera realizarse.

Estuvimos en Rainbow Gatherings con 20,000 personas, y luego vimos que esta posibilidad podía manifestarse sin el uso de dinero, solo pasando el sombrero y aportando lo necesario gratuitamente. Sin policías, sin muchas de las restricciones de nuestra sociedad. Así que dijimos: “Bueno, ¡ahora sabemos que vamos por buen camino!” Y eso fue en California en los años 70.

Consejo de Visiones en Nanciyaga, Catemaco, Veracruz 1993. Foto cortesía: Alberto Ruz Buenfil.

En esos años en California nos enteramos de la existencia del libro Ecotopia de Ernest Callenbach, y después de leerlo y conocer a su autor, me dije a mí mismo y a nuestra tribu: “Existe la posibilidad de que una sociedad se haga cargo y asuma su propio poder y cambie”. Esa es la historia de esa novela-ficción llamada Ecotopia: Tres estados de los Estados Unidos, Washington, Oregón y California, que deciden separarse del resto del país y crean una República Ecotópica  basada en una vida comunitaria, una sociedad, un estado ecológico y utópico. Y yo me dije: “Wow, esto es interesante”. Y ahora mismo estoy leyendo un nuevo libro, el primer libro que leo en una tablet, ya que durante muchos años me resistí a leer libros en una tablet, y el nombre del libro es “Retrotopia, A Novel of the Deindustrial Future,” del autor John Michael Greer. Y éste libro nos presenta una visión centrada, no en el futuro sino en el pasado. No en un futuro por crear sino en un pasado al que se puede regresar, no muerto, que él llama Retrotopia, Una historia que está muy inspirada en los libros de Callenbach y de tres libros de la autora y activista Starhawk: The Fifth Sacred Thing, Walking to Mercury y más recientemente City of Refuge, que fue publicado en 2016.

Y es en todos los casos una misma idea: una descripción de ciencia ficción-histórica de algo que podría suceder y probablemente sucederá, o ya está sucediendo, a menos que decidamos desaparecer como especie. Y esa también es una posibilidad muy realista. Eso es una distopía. Eso es lo opuesto a la Utopía, Retrotopía o lo que sea. Esos son solo libros, pero también son semillas, como esas obras de teatro que presentamos y esos Rainbow Gatherings y esos Consejos de Visiones que de súbitamente nos muestran que “otro mundo,”y otros futuros no son solo posibles, sino que ya están sucediendo. No es solo un sueño. 

 Fue así que me vino una frase hace años cuando dije: “Un sueño que no vives se convierte en una pesadilla”. Y eso es exactamente lo que estamos tratando de evitar: las pesadillas.

Recuerdo ahora que estábamos haciendo una película en Brasil en 2006, sobre un grupo de gente de la calle, gente sin hogar. La película era de alguna manera  real porque no eran actores sino gente real de las calles. Y a ese grupo nos unimos nosotros, los miembros de la Caravana Arcoíris por la Paz. Y era yo mismo uno de los dos protagonistas, Cocoré, el líder de la gente de la calle, y yo, un mexicano  anarquista que le dio a esa gente sin esperanzas la idea de ocupar un edificio y convertirlo en un huerto vertical, un jardín de vida.

Y esa película, llamada precisamente Cocoré, mostraba cómo ese grupo de personas que no tenían ninguna esperanza de nada diferente en sus vidas se unen porque hay alguien, en ese caso fui yo, un anarquista mexicano medio loco, que les dije: “Sí, hay otras opciones. Creemos una granja en medio de la ciudad en un edificio ocupado en un barrio elegante”. Y el resultado fue de verdad fantástico. En una de las escenas, salté desde el tercer piso del edificio atado de una cuerda  y pegado a una pared gigantesca, y con pintura en aerosol escribí “Vive tus sueños”. Y eso es precisamente lo que he estado haciendo toda mi vida. He estado viviendo mis sueños.

Alberto interpretando a un anarquista mexicano en la película Cocoré, Belo Horizonte, Brasil 2005. (Foto Verónica Sacta.)

Tami: Wow. Los sueños que no vivimos se convierten en pesadillas. ¿Es eso lo que dijiste? Eso es muy poderoso. Pintaste algunas imágenes increíbles en nuestras mentes. Entonces, sabiendo que todos dejamos un legado en nuestras vidas a través de lo que logramos y las vidas que tocamos y cambiamos y las ideas que transmitimos al mundo, específicamente a través del Consejo de Visiones, tú y otros han dejado un enorme legado. ¿De qué elementos de ese legado te sientes más orgulloso? A través del trabajo del Consejo de Visiones específicamente.

Alberto: Bueno, lo primero es poder decirte que empezamos los Consejos hace más de 20 años, a principios de los 90´s, y ahora los hemos vuelto a empezar a realizar, porque tuvimos una pausa de casi cinco años en los que no pudimos llevarlos a cabo, porque de alguna manera, comenzamos a cansarnos y algunos de nosotros del Consejo Semilla comenzamos a envejecer y enfermarnos. Y entonces nos preguntamos: “¿Cómo vamos a poder seguir organizando los Consejos si no podemos pasar esta responsabilidad y los bastones a la próxima generación?” Así que lo hicimos simbólicamente. Le di el bastón a Ivan Sawyer. Pero todavía no estaba listo en ese momento, y esa generación tampoco estaba lista para asumir las responsabilidades. Así que tuvimos que esperar esos cinco años para dejarlos crecer.

Pero ahora es el momento adecuado, y esta nueva generación ha creado, está organizando y está produciendo el próximo Consejo de Visiones en el municipio de Tepoztlán. Así que podemos estar seguros que la próxima generación continuará con lo que empezamos, y esa es una de las cosas de las que estoy realmente orgulloso. Estoy orgulloso de mí mismo, del Grupo Semilla con los que iniciamos el Movimiento, y muy orgulloso de los jóvenes de segunda y tercera generación que han comenzado a convocar los Consejos, aunque con otro nombre y estructura organizativa: El Abrazo del Amate.

La Familia Huehuecoyotl posa junto a las raíces del gigantesco árbol Amate en el 30 aniversario de la legendaria ecoaldea. Crédito de la foto: www.huehuecoyotl.net

¿Y qué es el Amate? El Amate es un árbol muy particular que crece solo por aquí, en esta zona, que tiene muchas ramas, muchas raíces, y un gran tronco del que crece todo lo demás. Son árboles gigantes. Y es un árbol sagrado porque los aztecas y los pueblos que se asentaron aquí, siglos antes que nosotros, lo usaban para escribir sus códices o libros sagrados, que se hacían con la piel, la corteza del Amate.

Así que el nombre de esta nueva edición del Consejo es El Abrazo del Amate, que además es el árbol es el corazón de la historia que nos trajo a Huehuecóyotl. Huehuecóyotl se fundó precisamente aquí,  porque cuando llegamos por estos territorios de Tepoztlán, a principios de los 80, después de años de viajar por el mundo, ya estaba buscando un lugar para establecernos y llevar a nuestra comunidad nómada a su siguiente etapa, que consistía a encontrar un sitio para fundar nuestro propia aldea ecológica. Llevaba ya varios meses buscándolo con un par de personas, en varios estados de la República. Y entonces un día me trajeron al pie de este hermoso y gigantesco árbol de Amate en el estado de Morelos.

Me dije a mi mismo y al resto de nuestra comunidad errante: “Bueno, éste es el lugar”, este árbol nos muestra exactamente todo lo que estamos buscando. Muestra cómo un tronco saludable y vigoroso, con muchas ramas y muchas raíces, visibles y subterráneas, pueden convertirse en un bosque, reproducirse y lograr lo que siempre hemos estado haciendo, ya no viajando en nuestros fieles buses, sino sobre éste pedacito de tierra pegada a las montañas, sin agua, sin electricidad, sin entrada, para comenzar a manifestar algo de todo lo que hemos aprendido en nuestros viajes.

Torres de Ariau, Amazonas. Tripulación de la Caravana en 1999. Crédito de la foto: www.coyotealbertoruz.com

Entonces así llegamos a Huehuecóyotl. Pero mi propósito no era tan solo el de llegar y construir nuestras casas; trece años después, decidí emprender de nuevo otra nueva aventura, y de aquí partimos de nuevo con otra Caravana, ésta vez rumbo hacia el Sur de las Américas. A compartir las experiencias de los Consejos de Visiones por toda Sudamérica, hasta Perú, donde te conocí Tami en el 2003, cuando asististe al Llamado del Cóndor, y luego al Brasil en 2005, para participar en el Llamado del Colibrí.

Y como estamos haciendo hoy en día, en el 2022, muchos años después, trayendo el Consejo de nuevo a Tepoztlán, como lo hicimos en el 1996, y también estoy muy orgulloso de que el nombre de éste próximo Consejo, después de varias reuniones organizativas, haya finalmente sido adaptado y adoptado. Ya no será otro de los “Llamados”, como llamábamos a los anteriores, Llamado del Águila, del Venado, de la Salvia, del Agua, del Aconcagua o el Arcoíris, sino el Abrazo, el Abrazo del Amate, que es un símbolo para decir “Reunámonos de nuevo y abracémonos, como uno solo”.

Cuando comencé la Caravana Arcoíris por la Paz en 1996, fue básicamente porque escuchaba a la gente después de cada Consejo de Visiones decir: “¿Por qué no vivimos de la misma manera todo el año?” Y entonces me respondí a mi mismo: “Bueno, pues yo voy a vivir de ésta manera la próxima etapa de mi vida”. Entonces fue cuando me dirigí a una reunión del Rainbow de Nuevo México y le dije a su Consejo de Visiones, “yo me ofrezco a organizar una nueva Caravana para viajar hacia Sudamérica, para llevar la bandera del Arcoíris hasta la Tierra del Fuego. Ya hemos estado en África, Asia, Medio Oriente, Europa, México y los Estados Unidos, pero todavía no he estado en Sudamérica. 

Me quedó claro que teníamos que ir a América del Sur para aprender de todas las diferentes comunidades originales y de esas nuevas comunidades que están surgiendo en todas partes. “Plantemos las semillas que llevaremos del Norte. Traigamos con nosotros la bandera del arcoíris del Norte para encontrarnos con la Wiphala, que es la bandera del arcoíris de América del Sur, que está compuesta de siete arcoíris. Plantemos y esparzamos esas semillas por donde quiera que vayamos”. 

Y ahora podemos ver y constatar, que 22 años más tarde, se están llevando a cabo Consejos de Visiones en varios países de América del Sur, como Brasil, Chile, Colombia, Argentina, Ecuador, y pronto Uruguay y otros territorios del sur del Continente. Así que sí, estoy muy orgulloso también de todo eso.

Llegada de los bastones sagrados en la Carrera por la Paz y la Dignidad, de Alaska a Tierra del Fuego. Teotihuacán 1992. Crédito de la foto: www.coyotealbertoruz.org

Tami: ¡Apuesto a que lo estás! Y sabes, cuando hablas, me recuerda también que México, EE. UU., Canadá, Sudamérica… todos somos parte de la Isla de la Tortuga. Y también compartimos las profecías del Águila y el Cóndor. Así que me encantó escucharte decir eso, porque me recuerdas que también estás transmitiendo parte de la sabiduría que provino de las comunidades del arcoíris más al norte y viajando hacia el sur. Qué hermoso legado.

Y otra cosa es ésta: astrológicamente me sorprende que haya una ventana en el cielo de 50 años. Hay un cuerpo planetario, Quirón, que tiene un ciclo de 50 años. Y una de las cosas interesantes de ésto es que es el planeta que conecta a la abuela o al abuelo con el nieto, porque tendrán la misma firma, es Quirón.

Así que es este patrón repetitivo entre las generaciones. Están trabajando con una herida original similar o un punto de fractura y un regalo central similar que están trayendo al mundo. Y curiosamente, Quirón es conocido como el Puente del Arcoíris. Se encuentra entre Urano y Saturno. Y así representa la sanación entre el espíritu o el yo visionario y el ser humano. Así que es tan hermoso. Me encanta todo lo que dices, me encanta pensar en éste abrazo del Amate, ésta hermosa reunión del Consejo de Visiones que se va a llevar a cabo, y cómo es la próxima generación la que lo está organizando. Qué legado increíble.

Alberto: Solo quiero agregar algo: En ese viaje hacia el sur vi muy claro que teníamos que agregar el Quetzal en el Centro del Continente, que el quetzal es un pájaro arcoíris, un pájaro sagrado. Y que tenemos el Águila del Norte, que es un ave rapaz, que está buscando algo vivo para bajar del cielo y comérselo. Y eso está bien. Ese es su trabajo, ya sabes. Y luego tenemos al Cóndor, del Sur, que es un ave que no mata a su presa. Se come lo que ya está muerto. Entonces ellos son los recicladores. Si no tuviéramos cóndores o zopilotes o buitres nos moriríamos de plagas, de epidemias o de enfermedades por los animales muertos que se pudrirán por todas partes. Y bueno, eso es lo que ellos hacen. Así que dos hermosos pájaros representan eso en el norte y en el sur.

Y yo me dije un día ¿Y el centro? ¡El Quetzal! El corazón de Abya Yala, que es el nombre que le dan al continente las naciones del Centro, como Isla Tortuga para las naciones del norte. El Quetzal no mata y no come animales muertos. Y son coloridos y representan una gran cultura, que es la Civilización de los pueblos y naciones  Mayas. Los Mayas no son solo los que viven en Yucatán. Su territorio llega hasta Nicaragua, incluye todos los países de América Central. Entonces, el Quetzal tiene que estar en las profecías de todo el continente. Así que desde entonces comencé a cambiar el nombre de la profecía y lo sigo haciendo. Para mí es “la Profecía del Águila, del Quetzal y del Cóndor”.

Ceremonia de conmemoración de la masacre estudiantil de 1968. Tlatelolco, Ciudad de México 2 de octubre 2022. Foto de Gaby Vargas

Y al mismo tiempo, esto es lo mismo que hice con el temazcal o inipi tradicional. Me enseñaron que los temazcales representan los Cuatro Mundos: rocas, plantas, animales y humanos. Y después de aprender durante años de los abuelos del Norte, un día me dije: “No, vamos a empezar a hacer el temazcal o inipi con cinco mundos, porque tendríamos que estar orando y sudando, purificandonos con el quinto mundo, el de las visiones, los sueños, la poesía y los niños. Un Quinto Mundo que ya está surgiendo y está siendo creado por nosotros.”

Pensé eso cuando estaba viajando de país en país, de continente en continente, corriendo temazcales no solo en México y en América del Sur, sino en los Estados Unidos, en Europa, incluso en Bali, Indonesia. En muchos lugares del mundo he corrido temazcales y siempre los hago con los Cinco Mundos. Y sin duda que muchos  de los tradicionalistas de los cuatro mundos, seguramente dirán “Están locos. Otra vez, el loco del Coyote del camino Arcoíris haciendo de las suyas”.

Ahora me doy cuenta que ya hay muchos lugares y corredores de inipis que están orando por el Quinto Mundo. Así que la historia y las tradiciones también necesitan ser cambiadas. Tienen que cambiar para corresponder a los tiempos, eras y generaciones.

Danzando con los mara’akames Wixárikas en el Cerro del Quemado. Real de Catorce, San Luis Potosí 1974. (Foto de Lourdes Ondategui)

Tami: Entonces lo estás visualizando. Estás agregando tu propia parte. Eso lo mantiene vivo. Gracias.

Tracy, ahora es tu turno. Tienes algunas preguntas preparadas también. ¿Quieres tomarla entrevista desde aquí?

Tracy: Primero, realmente quiero reconocer las cosas que has dicho, Alberto, y la importancia de todo el aspecto intergeneracional de lo que has estado haciendo. Tú has traído personalmente a dos generaciones al mundo y has atraído a personas de esas generaciones de todo el mundo. Y creo que esa es una de las cosas que hace que el Consejo de Visiones y su trabajo sean tan poderosos, es que no es solo la visión de una generación. Es algo que se va regenerando a medida que avanza.

Alberto: Hablando de lo intergeneracional, no podemos olvidar que tanto en Huehuecóyotl como ahora en la Ecoaldea Oztopulco, y ahora en el Abrazo del Amate, mi hijo Odín y mi nieto Arun son parte muy fundamental de ésta continuidad. Y en Italia tengo mi hija Ixchela, su mamá, Sandra, y ahora nuestra nieta, Iris, que están haciendo actividades similares a las que hacemos en México. Así que mi legado no solo se refleja en todas las semillas de jóvenes que se han visto afectados positivamente, desde la Caravana Arcoiris y los Consejos de Visiones, sino también en mi propia familia. Ahora tengo semillas familiares que continúan plantando sus propios jardines. Y eso es algo que quiero compartir.

(Der a izq) Alberto, su nieto Arun y Verónica Sacta en El Llamado de la Salvia, Teopantli Kalpulli 2015. (Foto cortesía de Alberto Ruz)

Tracy: Eso tiene que tener un cierto tipo muy especial de satisfacción y alegría, lo sé. Y otra cosa que aprendí, un concepto que aprendí del Consejo de Visiones fue todo el concepto, y lo aprendí primero en español, pero creo que también existe en inglés. “Autogestionar”: auto-organizarse. El Consejo de Visiones es autogestionado. Por eso es diferente a casi cualquier otro tipo de festival o evento, porque todo el mundo participa en su organización. Claro, algunas personas más que otras, obviamente. Pero me encanta el concepto de que los seres humanos somos capaces de hacer tanto sin que el gobierno, la iglesia o algún tipo de organización venga y nos diga qué hacer.

Y la otra cosa que quería mencionar es que cuando pienso en Alberto, pienso en su papel como generador de eventos y convocador de diferentes tipos de eventos y acontecimientos. Pero otro papel que ha tenido Alberto que también es muy, muy importante es que es el autor de muchos libros. ¿Y ni siquiera sé cuántos libros has escrito?

Alberto: Escrito tal vez 20. Publicados, como ocho o nueve. Y seguirán otros diez o 12 más. He decidido que quiero seguir vivo para poder seguir escribiendo y publicando esos libros que quiero todavía poder compartir.

El Correo de los Cuatro Vientos: Ecos de Tlatelolco es uno de los más recientemente publicados libros de Alberto. (Foto de Janeth Calvo)

Tracy: Estoy realmente impresionada con la cantidad de libros que has publicado tan sólo en el último año o dos. Has sido extremadamente prolífico. Y me gustaría hablar específicamente sobre el que se Co-editó recientemente sobre ecobarrios. Un ecobarrio es esencialmente un vecindario diseñado ecológicamente o reacondicionado en una ciudad, ¿verdad?

Alberto: Los Ecobarrios son la continuación de lo que aprendimos en las ecoaldeas, pero ahora llevándolo a las ciudades y convirtiéndolas en un movimiento, uniendo fuerzas con el Movimiento de Transición, que ya existe desde 2012, y ha llevado la permacultura de las ecoaldeas a las ciudades.

Y eso fue lo que pasó cuando regresé a México de Sudamérica, inmediatamente me llamaron del gobierno en Coyoacán y me dijeron: “¿Qué puedes aportar de lo que aprendiste, compartiste y enseñaste en Sudamérica con la caravana? ¿Cómo puedes llevar eso a la Ciudad de México, a los barrios marginales de Coyoacán? ¿Lejos de los hermosos centros culturales de Coyoacán, a los barrios, lugares donde la gente lucha día a día con las necesidades básicas de la vida?

Porque eso era lo que ellos necesitaban y eso es lo que creamos con Odín, con Laura Kuri, con Arnold Ricalde, Noelle Romero y un equipo que se reunió a nuestro alrededor para preparar una propuesta para hacer algo por estos barrios. Y con la ayuda de nuestra Directora General Laura Esquivel, esta propuesta fue aceptada por el gobierno de la Ciudad de México para hacer el trabajo en diez barrios diferentes de Coyoacán, donde dimos instrucciones para ser promotores de ecobarrios a 450 niños, jóvenes y ancianos.

En esos lugares sembramos múltiples semillas de cambio durante tres años, del 2010 al 2012. Y diez años después, cuando presentamos el libro de Ecobarrios en América Latina en varios centros culturales de Coyoacán, supimos que quienes participaron en el proyecto original de ecobarrios, continúan haciéndolo  hasta ahora. Y ahora también tienen su libro para tener una referencia sobre proyectos similares en toda América Latina. El libro muestra ejemplos en Chile, Colombia, México y hasta en Chicago, donde alguien que vino aquí a México y se inspiró en Huehuecóyotl y el Consejo de Visiones, llevó el ejemplo a algunas comunidades afroamericanas en los Estados Unidos. Ya sabes, la inspiración de uno de los capítulos del Movimiento de Ecoaldeas dice que éste no es el final de estos proyectos, sino que son tan solo el comienzo de una nueva historia.

Alberto y Laura Kuri, considerados por alguno el padre y la madre del Consejo de Visiones. (Foto cortesía de Alberto Ruz)

Tracy: ¡Sí! Es un gran libro, ¡y de hecho yo escribí un par de historias en ese libro! ¿Puedes hablarnos sobre la realidad actual del movimiento de Eco Barrios? Ya nos has contado un poco sobre tu propia experiencia. ¿Qué más has aprendido al establecer contactos con otras personas en el movimiento Eco Barrios? ¿Cómo se han desarrollado y qué tan realista es que podrían ser parte de nuestro futuro?

Alberto: Creo que si no hacemos eso, no vamos a tener un futuro. Es básicamente una oportunidad única. Es como un antídoto para el Sistema, como dijo alguna vez Laura Kuri, para la cultura, la economía, las formas políticas de vivir, gobernar, educar y sanar la economía de éste sistema enfermo. Así que lo que estamos haciendo es un antídoto para todo eso. Y el antídoto no necesariamente va a curar todas las heridas o enfermedades. Porque si la enfermedad es muy mala, bueno, simplemente, te mueres.

Pero todas las cosas que estoy haciendo hasta ahora son básicamente porque creo que todavía tengo cosas que hacer y todavía tengo fuertes razones para seguir aquí con vida.

Ceremonia de apertura de El Llamado del Agua. Bacalar, 2017. (Foto de Tracy Barnett)

Si deseas ayudar a Alberto en la lucha por su vida y apoyar el trabajo para completar su legado, puedes donar a la campaña de crowdfunding AQUÍ.
Aquí puedes ver el VIDEO inspirador de la campaña y conocer más sobre la vida de Alberto.

Tracy: Alberto, te diagnosticaron cáncer de próstata en etapa 4 hace más de dos años. ¿Puedes hablar un poco sobre esa experiencia y compartir cómo haces para seguir adelante?

Alberto: El primer año, 2020, me dijeron “te quedan seis meses de vida y ya está”. Estuve un año pensando que era verdad, que iba a tener seis meses o máximo un año de vida. Pero ahora estoy en mi tercer año y sigo publicando y escribiendo, y he decidido que todos los días trabajaré para hacer precisamente eso. Ahora mismo, tengo dos libros más que quiero publicar este año.

Uno es sobre el Consejo de Visiones, que no lo estoy haciendo solo, obviamente, porque el Consejo de Visiones siempre es plural. Y eso es lo que este movimiento siempre enfatizó: es plural. Por eso es que tenemos punks y tenemos ángeles y tenemos new agers y tenemos ecologistas y tenemos terapeutas y tenemos niños, ancianos y jóvenes en cada Consejo.

Lo llamamos “Consejo de Visiones” porque cada uno de esos grupos sociales tiene una visión particular. Entonces, hasta ahora, en todos los eventos, encuentros, foros y conferencias en los que participo, digo “si queremos crear una nueva sociedad, tenemos que crear una sociedad en la que todas las visiones puedan ser parte de esa visión más grande, que es un cambio radical del paradigma extractivista dominante, o simplemente cambiar, no solo al mundo sino especialmente a nosotros mismos.”

Ceremonia durante El Llamado del Águila. Chalmita 2010. (Foto de Tracy Barnett)

Entonces el libro que estamos haciendo sobre el Consejo de Visiones, demuestra que somos mayoritariamente todos los que estamos organizando, dirigiendo o facilitando cada uno de los Consejos (Consejos o ramas del Amate), que cada uno de nosotros tiene que hacer su parte. Es como que cada uno agregue algunos de los ingredientes a la sopa. Y eso es lo que va a ser este libro, una sopa colectiva. Así que estamos haciendo un libro para contarle a la gente que nunca ha venido, que es de segunda o tercera generación, que nunca ha estado en un Consejo de Visiones lo que va a ser este evento, para que sepan desde el principio a dónde vienen, quiénes somos y dónde estamos. Para poder responder a la pregunta ¿Cuál es nuestra visión común y personal de hacia dónde queremos ir de ahora en adelante?

Así que ese es uno de los libros en el que estoy trabajando. Y el segundo libro, que me muero por ver listo para compartirlo, se llama “Raíces Negras, Corazón Arcoiris”, un título fuerte. Y es una autobiografía, y cada uno de sus capítulos es una de mis anécdotas a través de las décadas,  con las que considero son nuestras raíces negras comunes, o las primeras raíces negras de la humanidad, que son las raíces afroamericanas como ya sabes.

El libro comienza con mi bisabuelo siendo el primer cubano en liberar a sus esclavos africanos en 1869 en La Habana, hasta el presente donde básicamente, tuvimos, sobre todos ustedes norteamericanos, a Obama y su familia en la Casa Blanca en Washington DC. Y algo similar de lo que está pasando ahora mismo en Colombia, donde la Vicepresidenta del país es Francia Maéquez, una mujer afrocolombiana, la primera de la historia en toda América Latina.  Entonces estas son las historias que recuperé y recopilé para este libro, que tiene 17 capítulos, y cada uno de ellos es una historia diferente en diferentes momentos, personas y lugares de todas las Américas. Esos capítulos se refieren no solo a las realidades políticas o étnicas que conocí de primera mano, sino también al espíritu de los Orishas, ​​las fuerzas africanas invisibles, que también son una parte muy importante del legado que las comunidades de raíces negras han dejado en las Américas.

No es algo que haya leído, sino las historias en las que participé personalmente, desde toques de santería en Cuba o allá en el sur de Brasil. Pero también la experiencia más antigua que tuve, que tenía que ver con algo que fui aprendiendo poco a poco de las nuestras raíces negras y de las culturas que provenían de África. Así que éste se trata de un libro que no quiero decir: “Me muero por leer.” No, para nada, es un libro que sigo vivo para poder leerlo y publicarlo. Y estoy haciendo todo lo posible para que eso suceda.

Una joven del Consejo de Visiones está haciendo todo el diseño de ese libro. Y lo estoy leyendo, cada capítulo, una y otra vez. Ya sabes, nos hemos olvidado de nuestras cuartas raíces. Somos la gente roja, la gente amarilla y la gente blanca. Pero, ¿dónde están las raíces de nuestro pueblo negro? No están presentes en las Reuniones del Arcoíris. No están presentes en el movimiento ecologista, y no están presentes en muchos movimientos donde deberíamos tener representada también esa raíz, es algo muy importante. Así que todo eso es parte de mi legado. Estoy trabajando precisamente en esa parte de mi legado en este momento.

Alberto Ruz y Dom Nelson Pedro, otro “comandante” de la Caravana Arco Iris de Brasil. Foto: Fernando Beija Flor Facebook

Tracy: Yo también estoy muy emocionada de leer ese libro, Alberto, y sé que será fascinante, porque de hecho pude leer una versión anterior justo después de conocerte en Coyoacán, ¿en verdad fue hace ya 12 años? Y me diste una versión digital, tu primer borrador. Y realmente me impresionó lo lejos que se remonta tu historia de activismo, incluso generacionalmente. Y todo tu trabajo para hacer esa conexión con la comunidad afroamericana, que, como dijiste, tanto falta en nuestros movimientos. Así que tengo muchas ganas de leerlo.

Pero volviendo a una de las otras cosas de las que hemos hablado a lo largo de los años, me gustaría preguntarte sobre tu trabajo más reciente de los últimos diez años: promover los Derechos de la Naturaleza, o como tú mismo lo expresas en una historia que nos escribiste para Proyecto Esperanza, “Una Jurisprudencia de la Madre Tierra”.

Póster del Primer Foro Internacional por los Derechos de la Madre Tierra, organizado por Alberto Ruz en 2016 junto con muchos otros artivistas.

Alberto: Es muy erróneo que sigamos pensando que tenemos que seguir rigiendo nuestras vidas y nuestras leyes y acuerdos políticos y legales basados ​​en documentos de la época del Imperio Griego o Romano.

Cuando escuché por primera vez a Evo Morales en Copenhague en 2009 hablar sobre los Derechos de la Naturaleza y los Derechos de la Madre Tierra fue como un “boom”. Así como darme por primera vez cuenta de que nos habíamos olvidado de nuestras raíces negras, y en 2009 nos olvidamos de quién tiene las raíces más importantes para nuestra sobrevivencia, que son las leyes de la vida, las leyes naturales. La ley natural es la Ley de la Naturaleza / nuestra Madre Tierra común. Ella es básicamente quien debería tener los primeros derechos. Le estamos robando sistemáticamente esos derechos a la Madre Tierra, explotándola, degradándola, violándola, destruyéndola.

Y con ello nos estamos destruyendo a nosotros mismos, porque somos Naturaleza. No es “ella”. No, no, es ella, somos “nosotros”. La Tierra no nos pertenece. Somos de la Tierra. Y cuando escuché que Bolivia y Ecuador habían cambiado sus Constituciones Federales para incluir los derechos de la Madre Naturaleza, en ese preciso momento decidí que mi último viaje, o al menos mi próximo viaje,  acercarme y reunirme a todos los movimientos sociales y movimientos ambientales con los que había estado en contacto en los últimos 50 años. Dedicar el resto del tiempo que me queda de vida y de salud mental, a promover legislaciones que básicamente se basan en que la Naturaleza tiene derechos propios, inalienables, y que los seres humanos estamos destruyéndolos sistemáticamente. Y esa es una de las principales actividades a las que me he estado dedicando durante los últimos 10 años.

Primer Foro por los Derechos de la Madre Tierra, Ciudad de México 2016. (Foto cortesía Alberto Ruz)

Empecé a escribir artículos, hice una presentación de PowerPoint que he ido actualizando, y fui primero a diferentes foros en México y luego a medio mundo, diciendo: “Oigan, compañeros humanos, despierten. Si no reconocemos los derechos de nuestra madre común, estamos y seguiremos llevando a nuestra especie a la extinción”.

Porque eso es exactamente lo que está sucediendo. Entonces, en 2016, me puse en contacto con Vandana Shiva en India y con Leonardo Boff en Brasil y con personas de muchos países diferentes en América del Sur, Asia, Estados Unidos, Europa, en todas partes, para decirles: “Vamos, participen, sean parte y organicemos el Primer Foro Internacional por los Derechos de la Madre Tierra en la Ciudad de México.” Y lo hicimos, y tuvo un éxito increíble.

Los tres primeros días para juntar todas las ideas de más de mil personas que participaron en ese foro de todo el mundo, provenientes de 37 países diferentes, para legislar artículos que reconozcan sus derechos, como organismo vivo y sensible.

Así lo hicimos: tres días de conferencias magistrales, charlas y mesas redondas, acuerdos y todo eso. Un día en que ocupamos y cambiamos el propósito de la Plaza de Toros México, por el de la “Plaza de Todos”, comenzando con una ceremonia de limpieza del karma ensangrentado de todas las plazas de toros. Y tuvimos 18 grupos musicales diferentes, una maratón de unas 18 horas, con música de todos los géneros,  de México, pero también de Latinoamérica y de todas partes, en la que tuvimos músicos negros, músicos blancos, mulatos, músicos mestizos, en un día completo de celebración.

La “Plaza de Todos”, un día de celebración limpiando el karma de una plaza de toros durante el primer Foro Internacional por los Derechos de la Madre Tierra en la Ciudad de México 2016. Crédito de la foto: Facebook de Alberto Ruz.

Y luego el quinto día, solicitamos permisos al gobierno local para ocupar un parque en la Ciudad de México, la Condesa, que es un parque muy conocido en la ciudad. Y tuvimos 200 organizaciones participando en la creación de una muestra de lo que esas 200 organizaciones estaban haciendo para cambiar el paradigma dominante y hacer algo por la Madre Tierra, promoviendo el cambio social, las nuevas economías, la multiculturalidad y las formas ecuménicas de espiritualidad.

Tuvimos alrededor de 10,000 personas que vinieron ese día para visitar este foro y esa exhibición de todas las diferentes ecotecnias que ya hemos desarrollado en los últimos años. Y luego, las próximas semanas, entramos en los escenarios políticos, porque con todo lo que hicimos, estaba claro que la nueva Constitución de la Ciudad de México tenía que adoptar un reconocimiento de la importancia de los Derechos de la Naturaleza.

Diputados y senadores de las dos cámaras aprobaron un artículo primero que reconoce a la Tierra, la Madre Tierra, como la principal fuente de vida para todos nosotros, humanos y no humanos. Este primer artículo de la Constitución de la Ciudad de México ha inspirado desde entonces al estado de Guerrero, de Colima y de Oaxaca, a aprobar leyes que reconozcan los derechos de la Madre Tierra.

Pero el proceso no se detuvo allí. Las personas que vinieron y participaron  en el Primer Encuentro por los Derechos de la Madre Tierra llevaron esas mismas ideas y propuestas  a Brasil, y dos años después participamos del Segundo Foro Internacional de Movimientos Ambientales y Ecológicos por los Derechos de la Naturaleza en Sao Paulo.

Y eso tampoco terminó ahí. Dos años después, tuvimos el tercer Foro Nacional por los Derechos de la Naturaleza en Colombia, en Bogotá. Entonces, cada uno de esos movimientos y esos foros siguen viviendo y trayendo a la agenda general de las Naciones Unidas la necesidad de reconocer un cambio de Constituciones antropocéntricas a Constituciones biocéntricas, vivas.

Marchando en el pueblo de Bacalar durante El Llamado del Agua. Bacalar 2017. (Foto de Eloíse Castro)

Y más recientemente, llegó el turno de Chile. Chile, donde veníamos trabajando desde el primer paso de la Caravana en 2005, y después hace cuatro años, en 2018 organizó su primer Consejo de Visiones y ahora el segundo en 2022. Y de esos dos Consejos surgieron los grupos que impulsan una campaña nacional por los Derechos de la Madre Tierra. Acciones que inspiraron al Movimiento Socio Ambiental chileno a poner fin a la explotación irracional de sus recursos naturales, y la formulación de una nueva Constitución Federal.

Bueno, algunas de esas acciones fueron inspiradas por la Caravana Arcoiris por la Paz. Desde que pasamos por Chile con la Caravana, se sembraron grupos de artivistas, terapeuras, musicos, chamanes, y luego de todos estos nuevos grupos surgió otra generación que continúa activa hasta el día de hoy y está tomando parte de la nueva Constitución, que es la Constitución Verde más progresista que se haya escrito en la historia de la humanidad.

Encuentro Zapatista en 1996 (Crédito de la foto: www.coyotealbertoruz.org)

La he leído una y otra vez y he dicho que no hay otra Constitución como la chilena que tenga una visión tan avanzada de cómo crear una nueva sociedad, una nueva Constitución y una nueva forma de vida.

Ahora bien, lo que pasó el 4 de septiembre de este año, en el plebiscito para aprobar o rechazar Ésta Nueva Constitución, aunque el 60% de la población todavía votó por la vieja constitución de Pinochet, que ha seguido siendo la que rige Chile ahora, también podemos ver que casi un 40% sí la aprobó, y como dijo Emilio Fiel del Movimiento Arcoíris en España,   “Oye mi hermano, recuerda que el 40% de la gente sí votó para aprobarla”. Y nunca había sucedido que el 40% de la nación haya votado para aprobar la nueva Constitución más avanzada del mundo. Todavía tenemos el 40% de la población de Chile que votó para aprobarlo, ¿sabes? Así que no lloremos. Veamos qué podemos hacer todavía de aquí en adelante.

Entonces, la próxima Constitución va a incluir todo lo que queríamos en este primer intento de lograrlo. Y si no es el segundo, será el tercero. Pero de todos modos, no hay otra manera en que la historia siga. Si no cambiamos eso, no solo en la Constitución desde un  punto de vista legal, si no cambiamos eso en las escuelas, en la economía, en la política, en la toma de decisiones y en la gobernabilidad y todo eso, si no cambiamos eso en la forma en que nos relacionamos, bueno, estamos condenados a la Sexta Extinción. ¿Sabes? Es solo será nuestra decisión como humanidad, el irnos o seguir intentando. Tal vez sobrevivan algunos miles o millones de personas, pero todos los demás, Adiós.

Aventura de los Piratas del Arcoíris durante El Llamado del Agua. Bacalar 2017. (Foto de Ellie Green)

Así que no podemos rendirnos. ¡No podemos rendirnos! Y como dijo Martin Luther King:  “Si lo último que tenga que hacer en mi vida es plantar un árbol, pues voy a plantar ese árbol.” Pase lo que pase después con ese árbol, yo ya planté el árbol. Así que eso es lo que estoy haciendo en este momento de mi vida. Todavía estoy plantando árboles. Y recuerda que los libros están hechos de árboles. Hay libros ahora que también son parte de la nube noosférica. Pero de todos modos, todavía quiero tener en mi mano un libro que hice en el que estoy plantando semillas para lo que estoy haciendo en este momento.

Si yo puedo hacerlo, todos podemos hacerlo. Dijeron que tenía seis meses o un año, máximo de vida, pero ya llevo tres años en este tránsito por el Trópico de Cáncer, como yo lo llamo. Todavía lo estoy haciendo. Bueno, si puedo hacerlo, alguien que tenga veinte o treinta o cuarenta o cincuenta años, puede hacerlo. Si comencé la Caravana Arcoíris por la Paz cuando tenía 50 años y viajé durante 13 años seguidos y regresé cuando tenía 64, bueno, todavía podemos hacerlo.

Y ese es mi mensaje principal y más importante para todos. Ya saben, todavía podemos hacerlo. Vamos a hacerlo. Y si todavía tenemos que plantar árboles, hagámoslo. Y si todavía podemos regar semillas para una nueva sociedad, un nuevo paradigma cultural, hagámoslo. Si nos damos por vencidos, entonces ese es el final. Si me doy por vencido y digo: “Bueno, tarde o temprano me voy a morir de todos modos”, y no hago nada por ello, bueno, entonces me habré muerto antes de morir.

En 1952, Alberto, de siete años, solía ir con su padre a las misiones de exploración al sitio arqueológico de Palenque. Crédito de la foto: Alberto Ruz Facebook

Tracy: Bueno, nos has dado mucho en qué pensar aquí. Y ciertamente veo tanta vida en ti, Alberto, veo personas de la mitad de tu edad que ya se han dado por vencidas y no están realmente viviendo sus vidas. Y creo que sí podemos amplificar este mensaje y ésta grabación y compartirlo con la gente, me encantaría ver a más personas tomar ese bastón, como lo dices, y llevarlo a sus propias vidas y en sus propias comunidades y hacer avanzar este movimiento. Esa es mi esperanza y esa es mi oración.

Alberto: Ayúdame a hacer eso. Voy a compartir una campaña de video, porque hoy voy a lanzar una nueva campaña en cinco idiomas: inglés, portugués, español e italiano. Y en esa campaña no solo voy a pedir apoyo para seguir con vida. Quiero seguir inspirando a muchas personas. Ya verás cuando la veas, dirás “wow, pinche Coyote, está loco, mira lo que sigue haciendo.”

Parte de estas donaciones las quiero usar precisamente para que se publiquen esos libros. Ya sabes, le pago a la gente, a los amigos, para que estén aquí ayudándome en este momento de transición, para que me ayuden a seguir haciendo las cosas que necesito hacer todos los días para quedarme aquí. Y luego le pagó una pequeña beca a alguien para que me ayude en mi estudio y mi biblioteca, para organizar mi legado. Y ese dinero viene de las donaciones de todos.

Si quieres donar para esa campaña, haz click AQUÍ

Estoy tratando de terminar ese libro antes del Consejo, también el otro libro sobre la Nación Arcoiris y el de Raíces Negras, Corazón Arcoiris antes del fin del 2022.

Y me gustaría el próximo año hacer el segundo y el tercer tomo de una trilogía sobre la Caravana Arco Iris de la Paz. Y todavía tengo ideas, sueños que voy a tratar de convertir en realidad para que no se conviertan en pesadillas en mi vida.

Presentación del libro El Correo de los Cuatro Vientos, 2021. (Foto de Leonardo Bondani)

Tami: Bueno, quiero decir que esto se incluirá en una historia que compartiremos. E incluiremos los enlaces a esta recaudación de fondos, a los libros que la gente puede obtener, cualquier otro tipo de medio que te gustaría que la gente vea.

¿Hay algunas últimas palabras que te gustaría compartir, Alberto, para concluir?

Alberto: Gracias por lo que están haciendo ahora. Saben, lo que están haciendo es muy importante porque hay cada vez más personas en el mundo que no leen periódicos ni libros. No confían en los periódicos, no confían en la televisión, pero confían en las mentiras que nos tiran día y noche por las redes sociales. Así que es una batalla, entre aquellos que están subiendo las mentiras más horribles, tratando de detener todo lo que hemos estado haciendo y seguimos haciendo, pero todavía te tenemos a ti, Esperanza Project. Compartir Esperanza es vital. Creo que cuando perdemos la esperanza, ese será el final de todo.

Cuando voy todas las semanas al hospital en la Ciudad de México, donde la mayoría de las personas se están muriendo, o ya están muertas en vida,  y veo a toda esta gente y digo, todo está bien, yo me voy a quedar un rato todavía por aquí, dando lata, haciendo ruido (risas).

Así que estas serán mis últimas palabras, por ahora. Gracias por lo que están haciendo. Gracias por ser hermanas y hacerlo juntas. Y gracias a Liora, que todavía viene a visitarme y me ayuda cada vez que puede con Andrew y Bea, y a todos los cientos de personas que me apoyan. De verdad. Acabo de leer que 144 personas ya han hecho donaciones en esta campaña de crowdfunding. La armaron dos jóvenes de Perú, y he conseguido la ayuda de muchas personas para hacer las traducciones. Y sé que una vez que envíe esto al mundo en cinco idiomas, ésta campaña de video, quiero que se vuelva viral, porque quiero inspirar a miles y miles de personas. Si me ayudan con donaciones, está bien. Pero si se inspiran para cambiar sus vidas, eso es mucho más importante. Algún día ya no voy a estar aquí, pero quiero dejar esa inspiración para muchas, muchas personas, y también para las próximas al menos dos generaciones, como parte de nuestros legados para las próximas siete generaciones por venir. Ese es mi mensaje, debo decirlo, para ustedes y para el resto de nosotros.

“Todavía tengo ideas, sueños que voy a tratar de convertir en realidad para que no se conviertan en pesadillas en mi vida. Crédito de la foto: Ixchel Ruz

Angélica Almazán

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  1. Estupenda entrevista a un. personaje clave para la transformación del individuo y del mundo. Quedará como un legado de toda una vida dedicada a buscar el bien común. Un documento vital para ser leído por las nuevas generaciones. Enhorabuena!

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