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México da pasos en agroecología
Los avances agroecológicos de la 4T
By Victor M. Toledo Posted in Agricultura, Mexico, Sustentabilidad on 15 mayo, 2021 0 Comments
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El 8 de septiembre de 2016 fue un día trágico. Ese día Enrique Peña Nieto, presidente del país, declaró glamoroso en un evento masivo que él era un consumidor cotidiano de la Coca Cola. Sus palabras fueron festejadas con aplausos y risas por los empresarios y funcionarios que le escuchaban, mientras 6.4 millones de ciudadanos padecían diabetes, siete de cada 10 sufrían de obesidad o sobrepeso, y el país encabezaba la obesidad infantil a escala mundial. Eran los tiempos de la desfachatez y del cinismo.

Hoy esa fecha contrasta con otras dos. El 1º de octubre de 2020 se inició el etiquetado de los alimentos industrializados para prevenir a los consumidores, y el 31 de diciembre del mismo año se publicó el decreto presidencial que prohíbe la siembra del maíz transgénico y establece el retiro gradual del glifosato, el plaguicida más peligroso del mundo.

Garambullo, un cactus que da fruto como un arándano, es una de las especies endémicas que se están propagando en Vía Orgánica, cerca de San Miguel de Allende como parte de su proyecto de agroecología regenerativa. (Foto de Tracy L. Barnett)

Ambas medidas fueron cuestionadas por corporativos agroalimentarios, organizaciones de grandes productores y empresas de Estados Unidos, y defendidas de inmediato por unas 150 organizaciones campesinas, sociales, académicas y de investigación (https://cutt.ly/jvIrt3s).

Ambas acciones provienen del Grupo Intersecretarial sobre Salud, Alimentación, Ambiente y Competitividad (Gisamac), integrado por cinco secretarías del gobierno actual y el Conacyt, que busca revertir las políticas neoliberales sobre esos temas (https://cutt.ly/BvIrkYZ).

Beatriz Arjona de Colombia marca un punto a lo largo de un contorno de línea clave bajo la guía de Gerardo Ruiz (derecha) en el Campamento de Restauración del Ecosistema en Vía Orgánica. El diseño Keyline es una técnica de agricultura regenerativa para la retención de agua y suelo. (Foto de Tracy L. Barnett)

En el fondo al Gisamac lo orienta, justifica y soporta una ciencia: la agroecología.

La agroecología, que comenzó hace casi tres décadas como una simple innovación técnica alternativa a los sistemas industriales para producir sin vicios alimentos sanos, es hoy un poderoso movimiento social que agrupa millones de productores, redes de mercado justo y orgánico, consumidores responsables, científicos, artistas, chefs e intelectuales.

Esto se ha hecho notable en los países de América Latina y especialmente en Cuba, Brasil y México. En torno a la agroecología se ha suscitado una explosión de proyectos, carreras, congresos, cursos, diplomados, mercados, organizaciones y publicaciones de todo tipo, y ha sido adoptada por movimientos emancipadores como Vía Campesina (200 millones), el Movimiento Sin Tierra de Brasil, el Movimiento Campesino a Campesino de Centroamérica y el Movimiento Plan de Ayala Siglo XXI de México.

Los voluntarios de Via Orgánica se preparan para plantar un campo de grandes magueyes, un tipo de agave que se usa para hacer mezcal, en un proyecto de agroecología que utiliza la técnica de la línea clave para disminuir y dirigir el flujo de agua de lluvia mientras proporciona otra fuente de ingresos al agricultor. (Foto de Tracy L. Barnett)

La agroecología ha llegado al gobierno de la 4T. No todavía como una política de Estado, explícita y coherente, pero sí como un conjunto de acciones que avanzan y se van articulando y consolidando. Un recuento se observa en cinco campos.

  • El primero es el programa Agricultura para el Bienestar, de la Sader, que llega a 2.8 millones de pequeños productores de granos, café, caña de azúcar, cacao, amaranto y miel, y cuyo programa técnico ha incorporado a más de 30 mil productores y donde se capacita a unos 7 mil jóvenes como técnicos agroecológicos.
  • El segundo es Sembrando Vida, que ha llegado a 430 mil pequeños productores que levantan en un millón de hectáreas sistemas agroforestales (milpa con árboles intercalados), donde de nuevo los principios agroecológicos guían la acción de 17 mil 200 Comunidades de Aprendizaje Campesino (CAC) y donde los productores asistidos por 4 mil 300 técnicos y 51 mil 600 jóvenes becarios han levantado 13 mil 700 viveros comunitarios y crean cooperativas y redes de estas.
  • El tercero es en el campo de la educación. Destaca el sistema de las universidades Benito Juárez donde al menos en la mitad de sus 140 planteles (con 28 mil estudiantes) se cursan las carreras de agricultura y sustentabilidad. En paralelo la agroecología se enseña en las Universidades Interculturales en sus carreras de desarrollo sustentable. También un diplomado para 800 estudiantes de las normales rurales del país ha integrado a la agroecología como tema clave.
  • El cuarto se refiere a la ciencia y la tecnología. En este caso el Conacyt tiene a la soberanía alimentaria como un Programa Nacional Estratégico, preparó el expediente científico para el decreto del 31 de diciembre, e implementa seis proyectos para una labranza sin agrotóxicos, que incluye 200 becas.
  • El último es el cultural, con el diseño y construcción del Museo Nacional del Maíz (Cencalli) en Chapultepec, que ilustrará a los mexicanos sobre la importancia cultural, histórica, nutricional, gastronómica y agroecológica de este alimento.

    Finalmente debe señalarse que a partir de un convenio entre la FAO y la Semarnat, un equipo selecto de investigadores diseña un plan estratégico de agroecología a escala nacional.
Cencalli: La Casa del Maíz y la Cultura Alimentaria será un nuevo centro cultural dedicado a crear conciencia sobre la importancia cultural, histórica, nutricional, gastronómica y agroecológica del maíz. Foto: Secretaría de Cultura de México.

En conjunto, la consolidación de estas acciones situarán al país a la vanguardia, recuperando la soberanía alimentaria, empoderando a las familias, comunidades y ejidos, relanzando la tradición agroecológica de las culturas mesoamericanas, y dando a los mexicanos alimentos sanos y nutritivos.

Este artículo fue publicado originalmente en La Jornada y es reproducido aquí con permiso del autor.

Víctor M. Toledo, científico investigador del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad), Campus Morelia UNAM, es un biólogo mexicano con doctorado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El Dr. Toledo ha compaginado su formación científica con estudios en políticas económicas, culturas agrarias y sociología rural. Experto en etnoecología (el estudio transcultural de cómo las personas perciben y manipulan sus entornos), sus estudios y aportes teóricos sobre las relaciones entre las culturas indígenas y el mundo natural son reconocidos internacionalmente. El Dr. Toledo se desempeñó como jefe de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) en la administración del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de mayo de 2019 a septiembre de 2020. Ver también: Víctor M. Toledo, Biólogo, Etnoecólogo: “Apasionado por La vida”.

Una mujer en Chiapas trabaja en su milpa, su bebé la observa desde el seguro refugio de su rebozo. (Foto: Slowfood.com)

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