Las organizaciones comunitarias en México promueven el reciclaje inclusivo al ayudar a los recolectores de basura, o pepenadores, a incorporarse a la fuerza laboral asalariada. Se asientan en experiencias positivas de todo el mundo en desarrollo. Además, las ambientalistas mexicanas han ideado formas únicas de atraer la participación de la comunidad para reducir y reciclar los desechos domésticos.
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El reciclaje inclusivo, según un informe de The Economist Intelligence Unit, se entiende como:
“Aquellos sistemas de gestión de residuos que priorizan a la recuperación y el reciclaje, reconociendo y formalizando el papel de los recolectores de basura como actores clave. Estos sistemas se construyen a través de normas y políticas públicas, iniciativas, programas y acciones del sector público y privado”.
Sobre todo, es la responsabilidad compartida la que implementa una política sólida de cero desperdicio, dicen los líderes comunitarios. El éxito de las políticas depende de la cooperación de los consumidores, la participación empresarial y las alianzas del sector de servicios, según Arnold Ricalde, codirector de la organización sin fines de lucro Organi-K A.C. Su proyecto nacional con 12 años de trayectoria se especializa en educación ambiental para convocar a la necesaria participación intersectorial.
Ricalde cita los ejemplos de Brasil y Chile, en donde los recolectores de basura se llaman cartoneros. Comienzan trabajando por su cuenta y, gracias a los organizadores comunitarios, el sector de servicios ahora los absorbe en la fuerza laboral formal. La transición les brinda prestaciones y aumenta la porción de residuos que recibe un tratamiento adecuado.
En Colombia, dice, la ley brinda lineamientos efectivos para la responsabilidad compartida. Reconoce que los cartoneros elevan el porcentaje de residuos que se reciclan. Esta normatividad también incentiva a la población en general a separar los desechables para poder ayudarlos.
La gente debe de entregar sus residuos separados. Ya sea al camión de la basura o al centro de acopio. Siempre debemos de separar es nuestra responsabilidad como ciudadanos para con la tierra.
Arnold Ricalde, Co-director de Organi-K
Organi-K ha realizado varios estudios en colaboración con la Fundación Avina para fomentar la aceptación de los pepenadores de México a las filas de la fuerza laboral formal. La investigación promueve una política pública que dignifique su posición, en lugar de aprobar su estatus de precariedad laboral.
Para seguir en las huellas de Colombia y Brasil, señala Ricalde, el camino del reciclaje inclusivo de México depende de que empresas, consumidores, sindicatos y pepenadores forjen vínculos cooperativos. Todos deberían unirse para reducir el desperdicio y ayudar a los pepenadores a obtener salarios dignos, beneficios sociales y horarios de trabajo flexibles.
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Entre los países del mundo desarrollado con buenos ejemplos de reducción de residuos sólidos municipales se encuentran Holanda, Suiza, Canadá, España y Estados Unidos, dice Ricalde. Allí, algunas ciudades han sentado medidas que requieren que los fabricantes reduzcan el uso de los envases inorgánicos y los reemplacen por otros con valor económico para la reutilización del consumidor. Algunas brindan incentivos al consumidor para separar los desechos sólidos, como centros públicos de recolección para materiales reciclables y reembolsos por devolver o depositar productos usados para su reaprovechamiento.
El desarrollo de un modelo científico llamado economía circular guía su programación. Consiste en reducir el consumo excesivo, mantener en uso los productos y materiales, lograr emisiones netas cero, y regenerar el paisaje natural – ya sea a escala local o global. Los esfuerzos de Organi-K alientan a las partes interesadas a adoptar el enfoque de pensamiento sistémico inherente a la formación de una nueva economía circular, eliminando el desperdicio por diseño.
Para minimizar las emisiones, también conocidas como huella de carbono, Organi-K aconseja: Llevar bolsas de tela al supermercado, cargar con sus propios envases de comida reutilizables, vasos, y popotes de metal, comprar productos disponibles a granel, y elegir recipientes con alto valor de reutilización o reciclaje.
Organi-K se centra específicamente en la enseñanza, la recogida del reciclaje y la normatividad. Consideramos la reducción de residuos como parte de un proceso circular, en el que participan diferentes actores que cooperan para que las cadenas de valor funcionen
Arnold Ricalde, Co-director de Organi-K
Su equipo demuestra creatividad y eficacia al resolver los problemas del manejo de residuos. Sus logros demuestran que la determinación y la acción conducen a los avances ambiental y social.
A través de iniciativas novedosas como su Pepenamovil y Pepenafest, su asociación ha descubierto cómo involucrar a públicos diversos en la educación ambiental. A la vez, atrae a los miembros del público a una espiral de aumento de la conciencia.
El Pepenamovil es una exposición didáctica itinerante, desplegando sucesivos módulos de infografías, cuadros, imágenes y talleres, la cual explica que el problema de la basura empieza por uno mismo.
El primer módulo aborda la autoconciencia. Luego, los capacitadores describen el proceso de producción de plástico, de la cuna a la tumba. Enseña las diferentes categorías para que los consumidores tomen decisiones informadas. El equipo de Organi-K presenta soluciones para múltiples problemas de desechos domésticos. Ofrece talleres sobre la reutilización de materiales en el hogar con técnicas como el compostaje, la conversión de botellas de vidrio en vasos para beber, y la conversión de llantas en maceteros. Asimismo, explica de dónde vienen los materiales y hacia dónde van cuando no todos los sectores de la sociedad participan en su reducción.
El Pepenamovil surgió de una iniciativa anterior de Organi-K llamada Pepenafest, un festival que reúne a artistas, ingenieros y educadores para entretener e informar a los asistentes a una feria repleta con ideas para la reutilización y el reciclaje. El Pepenamovil ha impulsado la formación de comités de gestión de residuos, una propuesta audiovisual y un pepenatón, que es una estación temporal para el depósito comunitario de residuos separados. Incluso inspiró la apertura de una g
ratiferia, que es un mercado de pulgas que enfatiza el consumo responsable a través del trueque.Encuentre más información sobre los logros de Organi-K hasta el momento en Bacalar, Tepoztlán, Cholula, Ciudad de México, Puerto Escondido y otros lugares del país.
Casa CEM (Cultura, Educación y Medioambiente), al igual que Organi-K, aborda la política nacional de gestión de residuos, al tiempo que inspira la responsabilidad conjunta en la segunda ciudad más grande de México, Guadalajara.
Como centro de educación ambiental establecido hace más de 15 años, se ha convertido en un ejemplo a nivel mundial a través de su participación en la Red Internacional de Eliminación de Contaminantes. La clave de su proyección comunitaria, según la Coordinadora General Sofía C. Chávez Arce, es “ensuciarnos las manos”. Esto es evidente en los programas de reciclaje y el centro de acopio de Casa CEM.
El proyecto diseño, desarrolló e implementó el programa Escuelas Libres de Poliestireno Expandido, que tiene una duración de 6 meses, en donde se busca que las escuelas preparatorias y normales eliminen su consumo de unicel para certificarse y causar un efecto multiplicador a nivel social y medioambiental. Al mismo tiempo que administran una biblioteca de libros usados, entre muchos otros servicios.
Según Chávez Arce, una de las esperanzas fundamentales para lograr la visión de un sistema nacional de basura cero es establecer la responsabilidad extendida del productor. El gobierno puede introducir reglas y medidas de aplicación que inciten a la industria a hacerse cargo de los desechos de los productos que genera. Los programas de recuperación de plásticos, electrónicos, llantas, automóviles y otros productos por parte de los productores contribuirían en gran medida a alcanzar la meta, dice Chávez Arce. A su vez, los fabricantes se benefician cuando hacen la transición al uso de materiales y procesos menos dañinos para el medio ambiente.
Muchos otros proyectos comunitarios, como CreSer ConCiencia y Ecolana, se están uniendo a Organi-K y Casa CEM para señalar el camino hacia una agenda nacional que restablezca un medio ambiente saludable. ¡Conózcalos, encuentre una manera de contribuir, y participe en el cambio!
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