Pasado Campesino, Futuro Biodinámico: Cofundadora de la recién formada Asociación Biodinámica de México comparte su aventura con la Agricultura
Gaby González es una estudiosa del suelo de tercera generación de agricultores mexicanos; descendiente de un honorable abuelo campesino y de un padre que la acercó a la agricultura industrial moderna, técnica que encontró fallida en gran medida. Las lecciones que aprendió de los dos tomaron un nuevo significado cuando descubrió la agricultura biodinámica. El año pasado, formó parte del grupo fundador de la Asociación de Agricultura Biodinámica de México, Impulso Biodinámico de México AC.
Recientemente se tomó un poco de tiempo con nosotros para compartir un poco sobre su camino dentro de este acercamiento espiritual profundo para cultivar.
Esperanza: ¿Cómo llegó a ti el interés por la agricultura biodinámica?
Gaby: Desde niña pude observar las formas más naturales de producir alimentos por mi abuelo, quien además con plantas y animales curaba a las personas, siempre había gente esperándolo en su puerta a que llegara para consultarlo; mi abuelo ara un hombre criollo, mezcla P’urhépecha y Español, trabajador incansable de su tierra a la que le conocía su paso y ritmo a la perfección. Siempre estaba ocupado, en su casa o en su rancho cerca de Zamora, Michoacán. Haciendo un queso, fermentando algo, reparando su herramienta o haciendo nuevas. La mayor parte del tiempo tenía algo en la lumbre, hirviendo, cocinando, tatemando. Casi siempre estaba en su “zaguán” – la parte trasera de la propiedad, pasando el huerto y cerca de donde se tenían los animales – donde preparaba sus remedios y tenía insectos, hongos y raíces en alcohol para extraer sus potentes propiedades, las cuales después usaba para preparar sus curas; usaba escorpiones, abejas y avispas, chapulines y otros insectos al igual que todo tipo de hierbas como quelites, pasiflora, ecuares, chayotes, muchas raíces y hongos. Conocía cada centímetro de suelo de su rancho, cada ave y planta que rítmicamente regresaría con las estaciones.
En Zamora, de donde era mi abuelo y tenía su rancho, la tierra era fértil, el agua abundante y tenía un clima bendecido casi todo el año, templado, soleado y mucha lluvia durante la temporada. Claro, hace casi 40 años, su aproximación al trabajo con la tierra era típica de los campesinos de la época, pero pocos tenían su distintivo don de tener una relación profunda con la naturaleza y la capacidad de entender su inherente pero muy sutil lenguaje. Él entendió el equilibrio en la salud. No importaba si era una planta, un animal o un humano, sabía que el equilibrio era la clave. Entendió las cualidades específicas de cada reino y las usó para crear remedios que reequilibraran las deficiencias de uno con los otros. Sereno, serio pero contento realizaba su trabajo creando una permanente y siempre efectiva manera de trabajar con la tierra, las plantas, los animales y los humanos. En el extremo opuesto, mi padre impulsó la perspectiva de la agricultura de químicos al tomar el rancho cuando mi abuelo enfermó.
Mi padre tomó las riendas del rancho de mi abuelo para producir “como debe ser” – siendo esto, usando químicos. Como muchas veces pasa, los jóvenes consideran que las formas de hacer y de pensar de sus padres son obsoletas o inadecuadas y que el conocimiento que ellos ya han adquirido con sus estudios es superior; así mi padre comenzó a trabajar el rancho cuando yo era una niña, pero recuerdo muy bien que desde el año uno, el rancho nunca produjo suficiente (como si fuera la culpa del suelo que nosotros no sepamos lo que hace); en consecuencia, después de cinco años, mi padre y sus nueve hermanos y hermanas decidieron vender el rancho. La forma en que el suelo fue forzado a producir, lo llevó al punto del colapso y por ende a cada vez menor producción. Mi padre, dirigido por su intención de superar el poder de la naturaleza con químicos y su certeza en que esa es la forma correcta de hacerlo, no pudo ver una manera diferente de trabajar con la naturaleza, no en su contra. El hecho de observar su batalla contra los elementos, aclaró mi perspectiva sobre la agricultura y decidí seguir buscando alternativas.
El día de hoy el rancho de mi abuelo es una plancha de concreto de 60 hectáreas que alberga un proyecto de vivienda de interés social.
Así, en el seno de mi familia, descubrí esos dos caminos de hacer agricultura. Desde niña supe que si algún día iba a hacer agricultura, no lo haría de la forma en que la hizo mi padre, de la misma forma que él no hizo lo que su padre. La diferencia, en mi caso sería que conocía las ventajas y desventajas de ambas visiones. De esta forma entré en el mundo de la agricultura “orgánica”, comencé a aprender, a leer y a practicarla.
Mi familia procesa frutas industrialmente, por lo que la cantidad de desechos orgánicos es enorme y todo va al relleno sanitario municipal. A los 15 años, cuando comprendí la dimensión del problema que causa el desechar enormes cantidades de materia orgánica de esta forma, propuse que debíamos hacer algo al respecto. Mi familia me dijo que no se molestaría en hacer nada con la “basura”, porque para ellos aquello solo era “basura”; pero que si yo quería, podía investigar qué hacer con ella, así que lo hice.
Durante los siguientes 15 años estudié, trabajé, viajé y llegué a conocer proyectos y maestros que me introdujeron al vastísimo mundo del compostaje. Viajé a Europa cuando tenía 17, a Bélgica y pude observar la manera en que gestionan los desechos en su vida diaria. En Inglaterra visité varias granjas que solían compostear. Cuando fui a Australia y descubrí la permacultura y nuevas formas de regeneración de tierras erosionadas, también a través del compostaje, me terminé de convencer. Maestros que han marcado mi camino incluyen a Angelika Lübke y Urs Hildebrandt de Austria, Jairo Restrepo de Colombia y Darren Doherty de Australia.
Siguiendo entonces la historia con mi familia, decidí desarrollar un proyecto de compostaje industrial en base al desperdicio de fruta de la agroindustria. Este proyecto me abrió un camino de vueltas en espiral que me llevó a un cambio completo en mi percepción de lo que es la vida, mi forma de pensar y de vivir y me acercó a lo que hoy considero una misión de vida.
En el momento en que decidí embarcarme en el desarrollo de este proyecto, el cual en pocas palabras fue un doble doctorado en ciencia del suelo, la vida conspiró para llevarlo a cabo. Todas las herramientas y personas necesarias para lograrlo se fueron alineando en el camino. Una de estas herramientas fue la Biodinámica, una disciplina que no sólo encuentro fascinante, sino a la que le debo en buena parte la persona en la que me he convertido.
Esperanza: ¿Qué te impresionó de la Biodinámica?
Gaby: Quizá no fue tanto el Qué lo que me impresionó, sino el Por qué… Conocí a los Lübke-Hildebrandt en un curso de compostaje en Valle de Bravo en 2012, después viajé a Austria para conocer su trabajo – lo cual fue la última pieza en el rompecabezas que estaba esperando para echar a andar mi proyecto de compostaje.
Mis maestros austriacos me habían introducido al término “Biodinámica”, pero con un aspecto un tanto crítico para la metodología de compostaje que había aprendido. Tenía una idea muy reducida y contraproducente de lo que la Biodinámica realmente era, para lo que en ese momento era mi meta: Producción de compost de alta calidad como regenerador de suelo. Al inicio del proyecto leí sobre la fertilidad de la Tierra en la obra clásica del científico de suelos alemán Ehrendried Pfeiffer, sobre los múltiples experimentos que llevó a cabo Lilly Kolisko para interpretar los procesos biológicos y demostrar la importancia de la vida en el suelo. Así, entendí que entre estos dos prominentes científicos existía un hilo conductor que permanecía invisible: Ambos usaron Biodinámica como base para todos sus experimentos y sus libros subsecuentes que el día de hoy son pilares para la práctica de la agricultura en general.
Entonces comprendí la importancia de la Biodinámica en la vida: que no solamente las plantas son importantes para la producción de alta calidad, sino también el suelo mismo, los animales, los elementos, el entorno, todo lo que está y sucede alrededor que nos permite estar vivos. Ese entendimiento de “globalidad” me cambió por completo. Comencé mi inmersión a las profundidades de la Biodinámica, pasé por muchas fases de incredulidad, de sentirme timada, de miedo – sentí la resistencia al cambio de ideas racionales por ideas tan abstractas y abiertas de la vastedad de los procesos vitales. Comencé a cuestionar el concepto de racionalismo por completo, de cómo pensamos de una forma racional, tratando de encontrar respuestas que no sean limitadas ni que quepan en los conceptos ya conocidos de las cosas, sino buscando que el pensamiento o idea se manifieste por sí mismo de diferentes maneras abstractas, que se abra en diferentes formas de entendimiento, de sentir, de permitir experimentar el saber que dentro de ti es certeza, más que pensar que algo es correcto porque así se te ha enseñado. Sentí frustración y llegué al punto de renunciar.
Finalmente llegué a los libros del científico-filósofo austriaco Rudolf Steiner, el fundador del acercamiento biodinámico a la agricultura. Leí primero Teosofía, después el curso para agricultores y después han seguido fluyendo a mis manos sin la intención de que ese flujo se detenga.
Así conocí las demás disciplinas que RS propone, qué como la agricultura, dictan el quehacer del ser humano en este mundo, otorgándonos el título de mayordomos de la Tierra a partir de esta capacidad exclusivamente humana que poseemos: tener un pensamiento capaz de evolucionar. Entonces la Biodinámica no solo me trajo técnicas para producir alimentos sanos, me trajo la posibilidad de desarrollar un pensamiento sano, para llevar una vida sana y que el impacto que esta vida tenga en la evolución de la consciencia humana me eleve más allá de lo que simplemente me fue dado al nacer. Por eso mi profundo interés y respeto a la práctica de la Biodinámica y sus disciplinas hermanas: la pedagogía Waldorf, la medicina Antroposófica, la arquitectura Antroposófica, la filosofía, etc – El quehacer humano en su totalidad.
Esperanza: ¿Cuál es la diferencia entre la Agricultura Biodinámica y la Orgánica?
Gaby: Lo que aprendí de observar a mi padre fue que la agricultura moderna, se enfoca en producir plantas sanas, como elementos aislados del medio y con todas las necesidades de ser manipuladas para poder producir adecuadamente, es decir la agricultura actual considera las capacidades de la naturaleza por si solas, insuficientes para producir con la calidad y cantidad que hemos logrado explotar con la agricultura industrial. La agricultura orgánica simplemente es el extremo opuesto de la agricultura de químicos, se sustituyen los insumos químicos por insumos orgánicos para nutrir plantas.
La agricultura Biodinámica, como la palabra lo implica (bios – vida; dinamia – movimiento) se basa en la comprensión y el estudio de los procesos vitales. En este caso, nos enfocamos en la agricultura: en la producción de alimentos. La biodinámica observa los procesos que otorgan la posibilidad a una planta de crecer y desarrollarse, aquello que otorga la vida en sí a las plantas. Se enfoca en entender la inteligencia que existe detrás del crecimiento de una planta de jitomate, o de una zanahoria o de una papa; ¿qué es eso que la hace ser jitomate, ser papa? ¿Cómo reconoce los momentos clave en el desarrollo de cada planta? ¿Cuál es su lenguaje? ¿Con quién se comunican? ¿Que toman del suelo? ¿Que toman del aire? ¿Por qué la raíz es raíz? ¿Por qué las hojas son hojas? ¿Qué sucede con la savia? ¿Por qué en el día “actúan” de una manera y en las noches de otra? ¿Qué pasa con las temporadas de año? ¿Con la luna?… Así, esta observación de una simple planta te lleva a observar hasta los ritmos del cosmos y las profundidades de la tierra para darte una pequeña idea de lo que implica generar un jitomate.
La principal diferencia entre Biodinámica y el concepto de agricultura en general ya sea química u orgánica, es que en la agricultura convencional/orgánica consideramos como elementos aislados y/o como objetos a dichas plantas, a dichos frutos. Damos por hecho todo lo que la Naturaleza ha hecho durante millones de años y que nosotros no hacemos realmente nada, más que intervenir en dichos procesos naturales rompiendo con un delicado equilibrio que después nos obliga ahora sí a intervenir con nuestros insumos para concluir que así es, que así son las plantas, que así es la agricultura y por lo tanto con tener hoy un jitomate y mañana seguir teniendo nos basta, porque nosotros decidimos producirlos.
Quienes trabajamos con la Biodinámica hacemos el esfuerzo por entender y potencializar los procesos que mantienen con vida, en el contexto de la agricultura, a las plantas dentro de su entorno y todo lo que implica. Así se valora desde otro lado la producción de calidad, no de cantidad únicamente; interviniendo sabiamente para dirigir con éxito los procesos naturales y comprender el lenguaje que dichas plantas utilizan para obtener lo que requieren de su entorno para desarrollarse y producir.
Esperanza: ¿Cuáles son algunos ejemplos específicos que conozcas donde has visto que ha funcionado bien?
Gaby: Hay agricultores biodinámicos en todo el mundo. La agricultura biodinámica, que como disciplina existe hace escasamente 100 años, se ha diseminado a lo largo y ancho de todos los continentes. Hoy India, tiene más de un millón de proyectos biodinámicos, Europa y Norte América han establecido redes comerciales de gran valor para los productores biodinámicos y en México cada día se suman más productores, para bien o para mal gracias a la gran crisis que los campos están sufriendo actualmente.
Nos enfrentamos a grandes cambios climáticos y al abuso en el uso de agroquímicos que debilitan el entorno, como he mencionado antes, e intervienen en el equilibrio de los procesos vitales de éste, alterándolos y finalmente propiciando el colapso de los medios de comunicación entre las plantas y el entorno. Así que hoy, en México los proyectos biodinámicos se unen a estrategias de regeneración de suelos en donde la palabra biodinámica como tal no se menciona aún con mucho ahínco, pero viene con gran fuerza actuando ya en proyectos establecidos: producción de granos, frutas y vegetales. En México, por necesidad y por llamada de auxilio (los principales valles productivos del país se encuentran en problemas graves), están buscando posibilidades de mantenerse a flote con nuevas estrategias y la biodinámica es, hoy por hoy, una especie de salvavidas a donde están volteando a buscar ayuda poco a poco.
En Chiapas, desde hace 90 años existe el primer proyecto biodinámico de América, Finca Irlanda, en donde se instalaron desde 1928, inmigrantes alemanes que viajaron en búsqueda de entornos adecuados para la producción de café biodinámico; directamente después de haber atendido al curso de Agricultura Biodinámica de RS, en Koberwitz en 1924. Un ejemplo claro de éxito hoy día ya que sigue en pie y produciendo uno de los mejores cafés del mundo; aún con la presión del colapso de muchas fincas cafetaleras que han sucumbido a la devastadora plaga de roya que ha azotado a una gran parte de la zona cafetalera del país, entre las que se encuentran muchas fincas de café convencionales y orgánicas incluso.
Me mudé a San Miguel de Allende en 2017, después de poner en standby mi planta de compostaje biodinámico, Compostas del Duero. Aprendí muchísimo de esa experiencia; el compost regenerador fue un gran éxito, pero tuvimos que parar (no teníamos el suficiente espacio ni el suficiente dinero para crecer y poder cubrir la demanda, a pesar del éxito del producto no llegamos al punto de equilibrio económico en ese momento para costear la ampliación de la planta y bajar costos de producción en mayor volumen). Espero en un par de años pueda revivir este hermoso proyecto de nuevo, por lo pronto comencé a asesorar a un rancho productor de espárragos para desarrollar su proyecto de compostaje biodinámico de autoconsumo, así poner todo lo aprendido en práctica nuevamente, aprehendiendo el conocimiento adquirido con Compostas del Duero, para ofrecerlo de la manera más eficiente en esta ocasión, mejorar las técnicas y no cometer los mismos errores, profundizando mi relación con los procesos de compostaje y encaminando a otros a observar con mi misma pasión esos procesos alquímicos maravillosos. El proyecto está creciendo dando resultados increíbles en campo, en la mentalidad de los que trabajamos ahí, pero sobre todo en el resultado final que es la calidad superior de los espárragos que son producidos en ese suelo.
En Octubre de 2018, se constituyó la Asociación de Agricultura de México – llamada Impulso Biodinámico de México AC – una asociación educativa que ya ha sido reconocida por la Federación Internacional de Asociaciones Biodinámicas (IBDA). Estamos trabajando para diseminar información veraz a través de recursos literarios digitales y físicos traducidos al español, asesorías de calidad y acercamiento a redes de comercialización de gran valor para productos biodinámicos a los productores del país; buscamos crear vínculos internacionales con otros proyectos, asociaciones, instituciones y fundaciones para la propulsión de nuevos proyectos biodinámicos en México. Queremos impulsar el desarrollo de proyectos pilotos, centros demostrativos y educativos para la formación de productores biodinámicos. Estímulo a jóvenes para la reinterpretación de los conceptos agrícolas aprendidos, buscar nuevas formas creativas de involucrar a todos en una nueva posibilidad de restaurar nuestros entornos naturales que nos mantienen con vida.
Esperanza: ¿Cuál es la conexión entre la Biodinámica y la agricultura de tradición indígena?
Gaby: Lo que tienen en común es la cosmovisión o percepción del mundo, un acercamiento que reconoce la conexión con el todo. En México, por ejemplo, es notorio dentro de la tradición Wixarika que, al idealizar a ciertos elementos naturales de su entorno semi-desértico, a ciertas plantas o animales como sus dioses, mantienen una conexión con lo sagrado, más allá del concepto de rango menor a lo humano que se le da a una simple planta o a un simple animal; porque éstos, al convertirse en medicina y alimento, nos mantienen con vida: ese aspecto sagrado de lo intangible que es la relación con el todo.
Eso que nos mantiene vivos tiene ese aspecto indescifrable, misterioso, sagrado dentro de nuestro subconsciente; como seres humanos, lo expresemos o no, estemos de acuerdo o no, todos lo sabemos en nuestro interior. Esa sutileza es lo que la Biodinámica como disciplina actual, tiene en común como aspecto filosófico con las culturas indígenas y su cosmovisión. La biodinámica necesita esa forma de pensar y de actual para poder permear en el Ser Humano y su quehacer con la naturaleza.
Para ser claros, las técnicas agrícolas y de producción no son originales de las culturas indígenas; son creadas y han sido cambiantes siempre. Los procesos agrícolas actuales por los cuales obtenemos alimentos a gran escala, no tienen nada que ver con conexión, ni con procesos vitales, ni mucho menos con entenderlo como algo sagrado. La palabra Agricultura carece de cultura en realidad, que es lo que le da sentido a la conexión entre la cosmovisión indígena y la biodinámica.
La Biodinámica, ya cómo técnica moderna, replantea la Agricultura en todo su concepto integrando la cultura de la vida, de algo más grande que nosotros que debemos honrar, con técnicas y procesos que apoyan la vida. Así las culturas indígenas, tienen sus ritmos para la siembra del maíz y del frijol, para cada cultivo que los mantiene con vida dentro de su entorno y así, visualizan lo que funciona para ellos, para ir mejorando sus cultivos con el paso de los años, observando, sintiendo y entendiendo los procesos naturales por los que pasan esas plantas sagradas que los mantienen con vida. Se vuelven resilientes e independientes, ambos conceptos que a la agricultura convencional no le gusta escuchar o que incluso, mucha gente se aterra ante la idea.
Esperanza: ¿ha habido obstáculos que has enfrentado? ¿Cómo sobrepasaste esos obstáculos? ¿Qué sorpresas se presentaron?
Gaby: Los obstáculos más importantes han sido mis propios procesos internos, sanarme y encontrarme con las posibilidades de abrir mi mente y mi corazón a lo que la natura tiene para enseñarme, no al revés. El proceso de desaprender ha sido constante y retador en todos los niveles. Es siempre complejo romper tus propios esquemas para tratar de comprender algo más grande que tú. Esquemas humanos, creados para constreñir, obsolecer el alma y obscurecer el pensamiento cubriéndolo con velos de dogma, reconocimiento y títulos de poder o profesionales.
El ego es una herramienta necesaria para caminar por la vida, así lo veo y creo, siempre y cuando no sea el único instrumento de navegación que sepa usar. La posibilidad de descender el ego al corazón derribó muchos muros, pero abrió heridas que ni siquiera sabía que tenía y que ha sido importante enfrentarlas. Además de lo que personalmente se atraviesa al elegir un camino de plasticidad (de la mente, del corazón y del ego) que no es fácil llevar a cabo en este mundo de rigidez y estructura; lo más complicado ha sido la barrera social que siempre empuja a regresar a ese camino rígido y estructurado, al estatus quo, al estilo de vida, a la diferencia de géneros, etc.
La biodinámica ciertamente no sólo parte con tus conceptos mentales, sino con los conceptos sociales y los límites del potencial humano. Te conviertes en un alquimista de la conciencia en donde encontrar la forma de convertir en oro lo que te aplasta, es lo mismo que te permite abrir tu percepción para entrar en la práctica biodinámica agrícola. Pero es ir en contra de la corriente, siempre, aunque llega un momento en que dejas de luchar, en que no vas con ni en contra, simplemente estas y eres parte desde donde te tocó estar para llevar a cabo lo que has permitido que te permee; así es como he aprendido a sobrellevar las subidas y bajadas del camino de uno, de lo que cada quien tiene la responsabilidad de aprender en la vida que le toca. Sabiendo y confirmando que nada es para siempre y siempre vienen retos nuevos. La sorpresa más grande es darme cuenta que con cada experiencia, cada vez voy adquiriendo mayor resiliencia y que soy consciente de ello, eso me da fuerza y herramientas para los retos por venir.
Con la biodinámica, el camino es personal. Mientras más avances en ti, más te sanes, más permitas experimentar tu interior. Más profundas son las posibilidades de establecer una relación con tu entorno que te brinde lo necesario para restablecerlo y producir cada vez con más vigor, más vida. Este concepto, se ha vuelto un gran obstáculo para los productores agrícolas convencionales, inmersos en el rol de ser el protagonista, el que produce, el que hace que las plantas produzcan. Esta forma de pensar biodinámica, que se relaciona con la dinámica de la vida en todos los aspectos, es algo tan profundamente desconectado del Ser Humano actualmente, que es el obstáculo más grande para llegar a ser realmente Humano y tomar el verdadero rol que nos corresponde.
Esperanza: ¿Cuáles son las formas erróneas en las que se malinterpreta la Biodinámica?
Gaby: A veces se malinterpreta como una agricultura orgánica, como un quehacer en donde se quieren las recetas para echarle los nutrientes a las plantas. Se interpreta en toda la superficialidad en la que vivimos, en la rapidez con la que de “deben” de verse los resultados de si funciona esta técnica o no. Se conoce como algo que no sirve porque es “tardado”, “porque no voy a producir tanto”, “porque ya no voy a ganar lo mismo”, etc.
Porque implica mucho trabajo. Quizá al inicio, al momento de hacer el cambio sí, hay que hacer mucho trabajo personal y en el campo; limpiar lo de uno, lo que no se ha tocado internamente, lleva un proceso complicado y largo ciertamente, como les he contado a partir de mi experiencia personal. Una vez un poco más limpio uno, hay que limpiar el abuso al ecosistema, el uso desmedido de agroquímicos que por años se usaron para explotar el potencial intrínseco de la naturaleza para producir, eso también al principio lleva tiempo; reestablecer un ecosistema y sus procesos claro que lleva tiempo, pero es nuestra responsabilidad y en un momento dado tendremos que hacerlo.
En la Biodinámica, la inversión de trabajo es opuesta a lo que apuesta la agricultura moderna; trabajamos duro al inicio para descansar al final, obteniendo como resultado de ese trabajo un ecosistema restaurado y resiliente del cual podremos sobrevivir el resto de nuestra vida en paz; contra lo que la agricultura moderna, de rapidez, superficialidad y explotación implica, para un ecosistema sano en un inicio poco trabajo, conforme pasa el tiempo y éste decae, el trabajo humano se exponencia, terminando con una granja disfuncional que ninguna cantidad de trabajo humano podrá rescatar y un ecosistema colapsado. Triste situación.
También la gente tiende a malinterpretar lo que implican las técnicas biodinámicas. Una de las interpretaciones más comunes que causan pánico gira en torno al uso de partes animales. Claro, para realizar preparados biodinámicos, como su nombre lo implica, se trabaja con los tres reinos de vida (animal, vegetal y terrestre). Así el componente animal más utilizado en Biodinámica es el cuerno de vaca. Por ejemplo, para realizar el preparado 500 “estiércol de cuerno” y el 501 “sílice de cuerno”. Otros órganos animales son utilizados para realizar otros preparados.
Cada parte del animal tiene su contraparte dentro del especto de las fuerzas vitales, con respecto al ciclo de nutrientes, de los elementos básicos que se vinculan directamente con los procesos vitales del animal, de ahí por ejemplo el uso de la vejiga para relacionar el proceso del ciclo del nitrógeno inherente dentro de la vida del animal. Esta práctica ha generado una connotación negativa o abusiva o incluso sucia, asquerosa, y que no concuerda con la agricultura moderna, ya que no se debe usar nada animal para mantener la “inocuidad” del cultivo.
Veamos, considerando mi acercamiento ambientalista y mi oposición al manejo inhumano de los animales, mi respuesta inicial a estas prácticas biodinámicas también fue negativa. Después aprendí y descubrí que la vaca es la más grande alquimista dentro del reino animal, de ahí que la mayoría de los órganos usados en biodinámica vienen de la vaca.
Descubrí que la intención en el acto de usar a la vaca sólo para comerla y de la forma en la que lo hacemos, minimiza sus posibilidades de completar su tarea esencial dentro de su rol en el ecosistema; de evolucionar como animal hacia un ser superior – este aspecto lo consideramos primordial en el ser humano, exclusivo incluso, pero que en realidad sucede a todos los seres vivos. Cuando utilizamos con honor los órganos de una vaca con la intención de crear una nueva posibilidad alquímica para dar impulso a más vida, nos transformamos y reconectamos con la vida de la vaca a través de sus órganos. Nos permitimos percibir la vida de la vaca como la de un animal salvaje, que en el caso de las culturas indígenas reconocen que las vidas de esos animales salvajes los mantienen a ellos con vida, así que honran la vida del animal con un ritual.
De la misma forma, la realización de preparados biodinámicos se considera un ritual de homenaje a la vida del ser animal más alquímico de todos, la vaca. Honramos su existencia, su propósito de vida, para ayudarnos a reconectarnos con el todo a través de la realización de estos preparados, para así liberar de nuevo el espíritu animal de regreso al todo.
Los componentes minerales y vegetales que son contenidos y/o envueltos con los órganos, se transforman gracias a la potencia y flujo de las fuerzas vitales que nos vivifican. Al realizar estos preparados, un órgano animal se convierte en un “cáliz” para la transmutación de algo que ya tuvo vida en algo mucho más grande capaz de iniciar o atraer vida de nuevo – es por esto, que el órgano actúa como símbolo liberador del karma animal que hemos acumulado a través de nuestra relación histórica con los animales.
Me ha tomado tiempo darme cuenta que es una manera muy hermosa de verlo, una vez que nos permitimos reconocer la belleza de la naturaleza destructiva de la vida en sí misma. Desde ese lugar, con esta perspectiva, nos aseguramos que las partes animales que se utilizan en los preparados vengan de animales que han sido tratados con honor desde el momento de su nacimiento hasta la hora de su sacrificio.
Lo irónico es que algunos discriminan a la biodinámica por tener el concepto de ser para “hippies” y otros la discriminan por que la consideran elitista. Entonces es claro que existe una contra postura de cada lado, simplemente por el hecho de que la metodología de la biodinámica es completamente diferente a lo que conocemos y, por ende, muchos de nosotros somos renuentes a explorar lo desconocido.
Esperanza: ¿Cuál es tu visión para el futuro?
Gaby: Me emocionan los planes con Impulso Biodinámico de México, una nueva asociación de personas interesadas en restaurar la posibilidad de un futuro sano en México y el mundo, ya que existen asociaciones biodinámicas en la mayoría de los países alrededor del globo. En México, estamos ligados al conocimiento ancestral que nos ha ayudado hasta el día de hoy a evitar los posibles terribles escenarios de un futuro desertificado. Gracias a las mentes y quehaceres indígenas, nuestras semillas de hierbas medicinales, hortalizas y granos se han mantenido hasta el día de hoy y que nosotros, como asociación o grupo que reconocemos esa labor y camino del que venimos, así como las nuevas formas de ver y trabajar con la naturaleza, trabajaremos para entretejer y reforzar las prácticas que promuevan un futuro luminoso para todos.
La asociación estará enfocada en expandir este conocimiento en agricultura biodinámica, en apoyar nuevos proyectos a crecer, en vincular a productores con mercados, en crear nuevas posibilidades de experimentar la agricultura y en buscar promover la evolución del ser humano con honor y responsabilidad. Esperamos que la gente se interese cada vez más y se conviertan en miembros de la asociación para así, apoyar la expansión de esta ola que buscamos traiga conciencia de regreso al trabajo con el suelo, para una vez más producir alimentos “inteligentes” y dignos, para reinicializar las mentes y las almas de aquellos que se nutren con estos productos y para potenciar nuestras capacidades, para reconectar.
Volverse miembros de Impulso Biodinámico es fácil a través de nuestro sitio web (www.asociacionbiodinamica.mx). Por favor ponte en contacto con Impulso Biodinámico si deseas promover un curso, volverte un productor biodinámico a través de la posibilidad de obtener asesoría o incluso certificarte como agricultor biodinámico por Demeter International (más información www.demeter.net).
La meta principal es lograr un México único, unido en la transformación de las actividades humanas que impactan la Naturaleza – comenzando por comprender que la agricultura es un proceso humano, no del todo 100% natural. Aprender a actuar humanamente con el suelo y los animales, y por lo tanto con nosotros mismos, en la manera en que nos nutrimos, desde como producimos lo que comemos hasta cómo podemos restaurar la salud y el bienestar en todas nuestras relaciones, de cómo restablecer la salud y las relaciones de bienestar desde que ponemos las manos en la tierra al trabajar el campo para crear un impacto positivo: un círculo virtuoso en todas nuestras relaciones.
Veo la posibilidad de un futuro realmente prometedor para la práctica de la Biodinámica en México. Hoy día, aunque sea por moda o por ser una posibilidad de recuperar algo que ya se considera perdido la gente está volteando a nuevas posibilidades y estrategias de campo. Nuestro objetivo, es sea cual sea el motivo, que la biodinámica pueda convertirse realmente en la nueva agricultura. El objetivo es poco a poco ir permeando en los campos, en los suelos y en las mentes de los agricultores. Si hoy día es necesario comenzar con las técnicas y recetas biodinámicas, antes de que la gente profundice en lo verdaderamente importante, entonces así será. Eventualmente, la práctica sola lleva a la profundización y apertura de mente y caminos hacia un México realmente resiliente y restaurado.
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Interesante lectura. Muchas felicidades! Y mucho éxito en su proyecto!
Muchas gracias Gerardo!
Excelente entrevista. Muchas felicidades a Gaby González y mucho éxito al proyecto Impulso Biodinámico. Gracias por mostrar un camino mucho más sensato de producción de alimentos, pero sobretodo un camino más sensato para vivir.
Felicidades, le han dado forma a un trabajo de muchos.
En hora buena