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La Revolución del Agua en los Andes: Vilcabamba, Ecuador, en la vanguardia
By Riki Cevallos Posted in Agua, Ecuador, Medio ambiente on 20 diciembre, 2024 0 Comments
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Cómo un pequeño pueblo en Ecuador está combinando sabiduría ancestral y acción comunitaria para regenerar su valle.

VILCABAMBA, Ecuador — Mientras el mundo debate sobre la crisis climática, en un pequeño valle de Ecuador una comunidad internacional está pasando a la acción. Su herramienta: un conocimiento milenario que podría transformar la agricultura moderna.

En el sur de Ecuador existe un valle, conocido como el Valle Sagrado, que saltó a la fama mundial en los años 70 por la longevidad de sus habitantes. Luego de descubrirse que el agua de sus ríos era inusualmente alcalina, el sitio se convirtió en un imán para científicos, filósofos, sanadores, apasionados agricultores y todo tipo de renegados del sistema provenientes de todo el mundo. Hoy en día Vilcabamba es hogar de una comunidad consciente, despierta y alerta ante los intentos de control social que se dieron durante la pandemia. Y hay algunos que han tomado un rol activo como actores para transformar el mundo.

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Vilcabamba es un tranquilo valle en el sur de Ecuador donde abundan los cristales, las mariposas y flores de todos los tipos durante todo el año. Foto: Riki Cevallos.

El proyecto Agua Ayni surge de un esfuerzo colectivo de personas de diferentes orígenes. La iniciativa busca universalizar la construcción de estructuras de infiltración de agua de lluvia para hidratar el suelo y volverlo a las tierra, con diversos beneficios.

Producto de la deforestación y prácticas agrícolas insostenibles, la tierra en Vilcabamba y sus valles vecinos han perdido gran parte de su fertilidad. Y sus cerros son presas fáciles de incendios forestales. Cada año, en temporada seca, el agua para riegos escasea en ciertas zonas del valle, y los incendios están a la orden del día. La temporada seca de 2024 ha registrado la mayor cantidad de incendios en mucho tiempo.

El proyecto Agua Ayni consiste en crear estímulos para que los propietarios de fincas y comuneros adopten sencillas técnicas para la creación de zanjas y estructuras de infiltración para conseguir que el agua de lluvia sea absorbida por la tierra. Los beneficios ambientales son diversos: mejora la producción de agricultura, se previenen inundaciones y sequías, mejora la fertilidad del suelo, se crean condiciones óptimas para proyectos de reforestación y, lo más importante, se previenen los temibles incendios forestales.

Los incendios forestales son producto, entre otros factores, de la falta de hidratación del suelo. Foto: Getty Images

El proyecto incluye un concurso para 2026 en el que el barrio de Vilcabamba que más sistemas construya, reciba un premio efectivo. Esta última estrategia está inspirada en el trabajo de la fundación Paani en India. Ellos organizaron un reto que duró 45 días y se logró movilizar a decenas de miles de personas. Se involucraron 4,000 comunidades y se logró capturar 500,000 millones de litros de agua al año con estructuras sencillas, hechas con picos y palas por los mismos campesinos. Las comunidades que no ganaron el premio también ganaron porque recuperaron la fertilidad de sus tierras.

Almacenar agua de lluvia es algo que ha sido practicado habitualmente en las culturas tradicionales de todo el mundo, pero ha sido totalmente dejado de lado por la civilización occidental. Nuestra miopía para entender la sabiduría de la naturaleza ha relegado al mínimo esta práctica. La permacultura, por el contrario, hace gran énfasis en la importancia crítica de recolectar el agua de lluvia. Con mínimas modificaciones al terreno, utilizando principalmente la fuerza de gravedad y otras leyes de la naturaleza, se hacen pequeños trabajos en el terreno para facilitar la retención y la ralentización del agua de lluvia.

Zia desarrolló un proyecto de retención de agua para una comunidad indígena cerca del volcán Imbabura en el norte de Ecuador. Foto: Zia Parker..

Según  Zia Parker, del equipo fundador, “el plan es impartir formación en cada barrio, para que esta forma de relacionarse con la tierra sea de conocimiento común. Es un trabajo que nos pide que escuchemos a la Tierra, siendo receptivos, con una observación cuidadosa de los resultados de nuestras intervenciones. Seguir unas pautas básicas permite estabilizar la tierra, a la vez que la hidrata. Es muy gratificante y la gente valora mucho estos beneficios de bajo costo”.

Agua Ayni también se enfoca en difundir el uso de sistemas ecológicos de bajo costo para el tratamiento de aguas residuales. Y en enseñar técnicas agrícolas sostenibles que trabajan en la microbioma del suelo. 

Vea más en la historia de Zia Parker y Cara Cadwaller de enero de 2020 para The Esperanza Project, La Red Yupaichani: Prácticas Regenerativas en Acción.

Otros proyectos regenerativos integrales en Vilcabamba

En el área abundan proyectos regenerativos que buscan mejorar la relación del ser humano con la naturaleza, y romper la compatibilización del conocimiento predominante en el mundo actual. Existe un proyecto paraguas que busca convertir el área de Vilcabamba en una biorregión regenerativa y autónoma. La visión es que la zona sea autosuficiente y esté preparada para las grandes transformaciones que se vienen a nivel planetario.  

Walter Moora es uno de los proponentes de la creación de una bioregión regenerativa y autónoma en la cuenca del Río Piscobamba. Para esto, está impulsando el lanzamiento de una moneda social, y es proponente de crear un Learning Center para la biorregión. 

Finca Vida Verde en Vilcabamba es un ejemplo de buenas prácticas de retención de agua. En la gráfica, su estanque de recolección que distribuye el agua a las zanjas de infiltración. Foto: Zia Parker.

Dentro del movimiento mundial de las biorregiones, Joe Brewer ha creado la Escuela de diseño para regenerar la Tierra, y su propuesta de que cada proyecto bioregional tenga un Learning Center, es decir, un espacio para reunir el conocimiento ancestral y las tecnologías sistémicas que han sido aplicadas y han funcionado. El grupo promotor de la bioregión busca establecer un Learning Center en Vilcabamba.  

Walter ha venido desarrollando desde los días de la pandemia un proyecto de huertos comunitarios en Tumianuma. Este es un barrio rural de Vilcabamba, cerca de la Finca Sagrada, su propiedad, una finca biodinámica y centro ceremonial. La visión de Walter es extender el proyecto de los huertos a otras zonas de Vilcabamba para que la gente tenga la capacidad de cultivar su propio alimento.

Otro proyecto que ha venido impulsando Walter desde Finca Sagrada es la reforestación de la montaña sagrada Kuntur Wachana, donde gracias al trabajo de la ONG suiza Árbol co(n)razón se han plantado más de 20,000 árboles nativos, y se están instalando cortafuegos para frenar los incendios forestales. En la montaña también se ha experimentado con sistemas de retención de agua, con la creación de zanjas de infiltración en los descansos del sendero que asciende a la montaña. El objetivo de la ONG suiza, según declara su fundador, Kai Reinacher, es “extender el trabajo que estamos haciendo en Kuntur Wachana a todo el sur de Ecuador. El desafío es grande pero es posible”.

Finca Sagrada y la ONG suiza Arbol corazón llevan adelante un proyecto de reforestación de la montaña Guntur Wachana. Se han plantado 20.000 árboles nativos y el objetivo es extender este trabajo de reforestación a toda la región. Foto: Riki Cevallos.

Otros proyectos parte de la biorregión regenerativa son un banco de semillas, capacitaciones para promover una agricultura regenerativa, introducir mejores prácticas de construcción, y centros de salud integrativa. El proyecto es ambicioso, y su objetivo está resumido en su visión como “lograr que las comunidades de la cuenca hidrográfica del Río Piscobamba sean autosuficientes, que la presencia humana se integre con armonía y respeto, conservando la Naturaleza, promoviendo la biodiversidad, generando una dinámica económica y social sostenible basada en la abundancia y la cooperación”. 

La recolección de agua de lluvia, una técnica ancestral

El valle de Vilcabamba tiene una estación lluviosa de diciembre a mayo y una estación realmente seca. Es un lugar donde el trabajo de recolección de agua de lluvia es muy necesario. Foto: Riki Cevallos.

Agua Ayni es uno de los primeros proyectos que se presentan al público dentro del Proyecto de Soberanía de la Bioregión de Vilcabamba, gracias al impulso creativo de Zia Parker y a todas las personas que colaboran con este proyecto.

Existen diferentes métodos que gestionan ecológicamente el agua de lluvia. En Agua Ayni, se utilizan principalmente estructuras de infiltración de agua de lluvia. Se debe crear un diseño para cada terreno, adaptándose a su pendiente, orientación, tipo de suelo y condiciones existentes. Cada territorio debe ser escuchado y sentido. Los talleres de Agua Ayni enseñan una conexión más profunda entre los seres humanos y la tierra.

Entre los pueblos originarios de Ecuador y otros puntos de América, la recolección de agua de lluvia  se practica desde hace miles de años. El trabajo del (f) Dr. Kashyapa Yapa, PhD de la Universidad de California-Berkeley, originario de Sri Lanka y comunero adoptivo de una comunidad kichwa de Chimborazo, Ecuador, recopiló técnicas ancestrales de crianza de agua en su extraordinario tratado sobre el tema, Prácticas ancestrales de cosecha de agua: Una Guía de Campo. Estrategias para adaptarnos a la escasez de agua.

En la costa pacífica de Ecuador, la civilización Manteño Huancavilca dejó como uno de sus legados más visibles una técnica agrícola con 3000 años de antigüedad, localmente llamada las albarradas. Una albarrada es una laguna artificial, comúnmente con forma de herradura, que almacena agua durante los meses de lluvia, la cual se utiliza durante la temporada seca. Es un sistema que durante milenios ha prestado un importante servicio a las personas. 

Agua Ayni usa el término “Ayni”, que según la cultura Quechua es uno de los cinco principios que definen la forma de vida andina: munay (amar), yachay (aprender, conocer y recordar), llan’kay (trabajar), kawsay (vida), y ayni (reciprocidad).

Cuando un lugar toma más agua de la que devuelve al suelo, está acercándose al momento en el que el recurso se agote. Los sistemas de retención de agua son una manera de revertir favorablemente la ecuación sacar/devolver. Y es fácil de hacer porque sólo se necesitan picos y palas. Las estructuras de infiltración de lluvia no requieren membrana, porque la idea es precisamente que el agua penetre al suelo. 

Este video explica en qué consisten los métodos de retención de agua y sus beneficios.

El proyecto ya tiene adeptos. Gloria Piedad es una emprendedora turística de Vilcabamba, muy activa en las iniciativas sociales y ambientales que surgen en el valle. Ella considera que el proyecto de recolección de agua de lluvia es “apremiante y necesario”.

Nancy Hilgert es bióloga y conservacionista desde hace muchos años (actualmente directora zonal del Ministerio de Ambiente de la Zona 7 en Ecuador). Para ella, estos proyectos regenerativos que surgen de iniciativas comunitarias tienen gran valor. Nancy es residente de Vilcabamba y activamente comparte la visión de crear una región regenerativa en Vilcabamba y sus alrededores. 

A través de campañas se ha logrado crear conciencia sobre la importancia de reciclar y de ahorrar agua. Una campaña masiva podría crear conciencia de la importancia de almacenar el agua de lluvia directamente en la tierra. Esto tendría el potencial de prevenir sequías, inundaciones e incendios. Hacer las estructuras de infiltración de lluvia es muy poco trabajo para el gran beneficio directo que trae a la gente esta práctica. Y la campaña, como la ha concebido Ayni Agua, es a través de incentivos para la gente. Pero esto es necesario sólo hasta que la gente vea con sus propios ojos los beneficios. A partir de ahí, la práctica debería empezar a difundirse sola. 

Las albarradas son un sistema ancestral para conservación de agua de lluvia que se ve extensamente en la costa ecuatoriana. Foto: Diana Ortiz Quiroz.

Usando la imaginación para regenerar la Tierra

El equipo de Ayni Agua ha concebido una serie de dinámicas y trabajos de motivación y aprendizaje muy interesantes.

Apadrina una zanja de irrigación (swale, en inglés) Es una manera en que personas que quieren apoyar el proyecto den una contribución mensual equivalente a lo que cuesta hacer y mantener una zanja de infiltración, o una zanja de irrigación. Puede ser en su propiedad o en la de un vecino que necesita apoyo. 

Sorteo Swale Power Team. Una rifa para la posibilidad de ganar un equipo humano conocedor del método para trabajar en su terreno.

Programa Véalo usted mismo. Los vecinos son invitados a visitar las fincas donde se han construido zanjas de infiltración para que puedan comprobar que la tierra es más hidratada.

Programa Voli-Swales. Si una familia cava 40 metros de zanjas de infiltración reciben apoyo financiero para hacer 40 metros más.

La copa del agua es una competición entre barrios. El ganador es el barrio que excava más zanjas de infiltración en un mes. Esta dinámica para el segundo y tercer año del proyecto está inspirada en lo que hizo la fundación Paani en India. El objetivo es dar un premio de US$5,000 al barrio o propiedad que hagan el mejor trabajo de rediseño del terreno para infiltración de agua de lluvia con un diseño que deje el terreno estable. Cada cuatro meses se entrega un premio. 

Cristian Hartman Ojeda (derecha) lidera el equipo de reforestación en la montaña sagrada Kuntur Wachana en Vilcabamba. Foto de archivo.

La técnica del Agua Ayni, explicada

Existen diferentes métodos para la gestión ecológica del agua de lluvia. En Agua Ayni, principalmente se usan zanjas de infiltración, debido a la topografía extrema de la sierra andina. Las zanjas son estructuras lineales para el agua de lluvia, excavadas en curva de nivel (exactamente a nivel), que realizan la labor de recoger la escorrentía, frenarla y devolverla a la tierra a medida que se hunde. 

En terrenos escarpados, no es conveniente usar zanjas totalmente niveladas. Normalmente se recurre a canales de desviación que tienen una mínima inclinación, cuidadosamente medida. Con esto se busca que el agua esté siempre en movimiento, lo suficientemente despacio para que pueda hundirse en el suelo, pero no demasiado rápido para que no arrastre sedimentos y cause erosión. 

La precisión en la pendiente es esencial para evitar que el peso del agua se acumule en terrenos inestables, o para alejarla de lesiones erosivas u obstáculos.  Por lo general, la pendiente dentro del canal de derivación aleja el agua de los valles y la lleva a hidratar las crestas secas. 

Los talleres de Agua Ayni enseñan técnicas con herramientas sencillas para calcular la pendiente exacta del terreno. Esta técnica puede aprenderse en 5 minutos y realizarse en 20 minutos.

Los swales son canales con una mínima inclinación que permiten al agua de lluvia quedarse más tiempo en el terreno y lentamente penetrar el suelo. Foto de archivo.


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