Nota de la editora: Esta foto historia forma parte de una serie sobre “bio-reconstrucción” o iniciativas de construcción natural que están floreciendo a raíz de los terremotos en México. Para seguir algunos de estos desarrollos ir a la página de Facebook de BioReconstruye México, una red de constructores naturales alrededor del país que están compartiendo técnicas y coordinando esfuerzos para responder a la necesidad de viviendas que sean amigables con el entorno.
Por Tracy L. Barnett
Mari Neri Aguilar nunca olvidará la terrible sensación del suelo estremeciéndose bajo sus pies y los sonidos de su hogar y los de sus vecinos crujiendo y cayendo al suelo. Ella agradece que el terremoto haya sucedido durante el día; de otra manera, dice “mis hijos ya no estarían conmigo, pues sus camas quedaron bajo los escombros.”
Mari y sus cuatro hijos perdieron su hogar en Telela del Volcán, un pueblo a las faldas del Volcán Popocatépetl durante el terremoto del 19 de Septiembre que azotó a la ciudad de México y los estados vecinos.
El bioconstructor José Rosas de la Fundación Karuna en el Valle de Bravo había hecho un proyecto en el área y escuchó sobre el caso de Mari. Primero investigó a través de un amigo si ella estaba interesada. Cuando ella accedió, él decidió organizar un taller para compartir con los pobladores locales algunas técnicas de construcción natural de bajo costo – “para enseñarles a pescar, en vez de darles un pescado” explicó.
En sólo seis días y por menos de $1,000, él y su equipo – junto con la familia y vecinos de Mari – construyeron una casa de arranque utilizando palets de madera, adobe (barro mezclado con paja, o en este caso, agujas de pino), botellas de plástico (para aislamiento), unos pocos costales de cemento (para los cimientos), algunos metros de alambre de púas (para refuerzo anti-sísmico) y algunos tablones y láminas de acero galvanizado para el techo.
Así es como lo hicieron.
En el momento de nuestra visita, Mari y sus hijos estaban viviendo con un refugio hecho con lonas y un poco de madera, sobre los cimientos de su antigua casa.
Cuando José habló con ella por primera vez sobre su idea de construirle un nuevo hogar con palets de madera, botellas de plástico y barro, ella estaba indecisa. “Me pregunté si no iba a acabar con un montón de basura”. ¨Pero cuando él le explicó su concepto, ella decidió que no tenía nada que perder. Y conforme el proyecto empezó, ella, sus hijos y vecinos colaboraron y ayudaron, aprendiendo técnicas de construcción natural en el proceso.
En el sexto día, ella observó mientras sus hijas felizmente acomodaban puñados de adobe en su lugar, a sus hijos lanzando alegremente montones de material por los aires y miembros del equipo de construcción poniendo los toques finales en el muro norte. “Va a ser muy hermosa.” Ella dijo “Ahora sé que hay un Dios.”
Escucha a José explicar su técnica con sus propias palabras:
bioconstrucción BioReconstruye Mexico José Rosas sustentabilidad Tetela del Volcán