La Red Kunagua, en Cundinamarca, Colombia, fue sede de la 17va edición de este encuentro hermano del Consejo de Visiones, esta vez con el propósito de regenerar el páramo colombiano.
Texto de José Aristizábal G. con edición y contribuciones de Tracy Barnett y Angélica Almazán.
SUMAPAZ, COLOMBIA — En las onduladas faldas frescas que bajan del páramo de Sumapaz al municipio de Silvania, se encuentra la red Kunagua. A unos 150 kilómetros al sur de Bogotá, treinta familias están regenerando un bosque de niebla conectado al ecosistema de páramo más grande del mundo. El páramo andino es un ecosistema que destaca por su alta biodiversidad y su papel fundamental en la regulación del agua, siendo vital para las comunidades aguas abajo. Sumapaz, territorio sagrado del Pueblo Muisca, es la principal fuente de agua para la zona más densamente poblada del país, la sabana de Bogotá.
Desafortunadamente, este ecosistema único está en peligro por la deforestación, el pastoreo excesivo, las actividades económicas insostenibles y el cambio climático. La expansión agrícola, la minería, así como las quemas, la gestión inadecuada del agua y la expansión urbana, también amenazan la supervivencia de este ecosistema. Se estima que al día de hoy se han perdido más del 70% de los bosques originales de los Andes colombianos.
To read this story in English go to Colombia’s Call of the Mountain: Restoring the Heart of Sumapaz.
La Red de Reservas Kunagua es una agrupación de reservas conformada por 30 familias y más de 80 hectáreas, ubicadas en la cuenca media del río Victoria (Vereda Victoria Alta, Silvania, Cundinamarca), que comparten el propósito de cuidar el agua y la flora y fauna única que habita esta región.
Allí se celebró el 17º Llamado de la Montaña, encuentro que agrupa cada año al movimiento internacional de las ecoaldeas, ecobarrios, asentamientos sustentables, comunidades defensoras del territorio y demás procesos rurales y urbanos de sustentabilidad, transición y regeneración eco-social.
El Llamado de la Montaña, iniciado por la Red Colombiana de Ecoaldeas (RENACE) en 2006 y actualmente organizado por CASA Colombia (Consejo de Asentamientos Sustentables de las Américas) reúne a una amplia gama de participantes, incluyendo ecoaldeanos, profesionales, representantes de movimientos sociales, comunidades campesinas, grupos indígenas, científicos, filósofos, educadores, innovadores sociales, empresarios y expertos en temas globales.
Durante este evento, que dura entre 4 y 7 días, los participantes tienen la oportunidad de explorar formas alternativas de organización social, toma de decisiones, convivencia y satisfacción de necesidades básicas como alimentación, salud, vivienda y entretenimiento. Se emplean tecnologías apropiadas y sociales, como el Consejo de Visiones, adaptado a la realidad del encuentro en Colombia, proporcionando un laboratorio vivo para experimentar y desarrollar ideas para una sociedad futura.
Este año el evento se llevó a cabo entre los días 11 y 14 de enero. Para quienes estuvieron allí, el encuentro se vivió de muchas maneras: una explosión de fraternidad, música, alegría y conexión con la madre Tierra, un laboratorio de experiencias de transformación social, una diversidad de alternativas para cambiar el mundo… una vivencia de comunidad y de paz con los demás seres vivos y con la naturaleza, una mezcla entreverada de ancestralidades, modernidad y posmodernidad; una confluencia de habitantes neo-rurales algunos de los cuales se llaman a sí mismos “cambiadores de mundo”, un vivero de paradigmas, una prueba de que existen otros mundos, una urdimbre de tejedores y polinizadores de nuevas esperanzas, una descarga, un ramalazo de emociones y de energía.
Danza, biodanza, permacultura, bioarquitectura, musicoterapia, palabras de los mayores y los abuelos, comunicación no violenta, sociocracia, soberanía alimentaria, otras espiritualidades, aprender haciendo, sanación del corazón, sistemas colaborativos, cuidado de la Tierra, santuarios de vida y de paz, el buen vivir, fueron las palabras claves más pronunciadas por las 260 personas que estuvimos allí.
El Llamado es un proceso que se fermenta en varios territorios, es desigual y diverso, se teje principalmente en lo local y tiene sus articulaciones en lo nacional, lo latinoamericano y lo global. El Consejo de Visiones comenzó en México en 1991 y se ha expandido a diferentes países con distintos nombres, actualmente se está planeando uno en las Islas Canarias. El Llamado de la Montaña en Colombia ha sido una de las más constantes y organizadas, ya que desde sus comienzos en el 2006 se ha venido realizando año con año.
Cada grupo y cada experiencia son autónomos, se autoorganizan y autogestionan. En el encuentro, se unen las insubordinaciones de los feminismos, el ambientalismo y la juventud y aprenden de la ancestralidad y de los pueblos Indígenas y afros. Van cosechando logros y emergen como una alternativa a las crisis ambiental, climática, humanitaria, energética y espiritual que vive el planeta.
Una de las cualidades de estos grupos y experiencias es su trabajo intergeneracional: en la cotidianidad y en las escuelas propias, madres y padres educan a sus hijas e hijos, como ocurre en el Bosque-escuela de Kunagua. Se forman una niñez y una juventud, semillas que garantizan la renovación y continuidad de estas redes y comunidades. Ejemplo de ello fueron la programación paralela para los jóvenes, la guardia de los niños y su participación en las danzas y demás actividades artísticas.
Dado que este movimiento se expresa en diferentes regiones del país, se acordó adelantar una serie de encuentros biorregionales durante el año antes del siguiente encuentro nacional para afianzar su presencia y avanzar en la transición ecológica y social hacia otra humanidad.
El Llamado que concluyó el pasado 14 de enero tuvo un toque especial por el lugar donde se celebró. Las personas de Kunagua han tejido una relación espiritual con las energías visibles e invisibles de esa tierra fecunda, a la que han rebautizado en femenino: la Suma-paz. A ella le cantan y le danzan, es su manera de ser; se les salen la música, la fiesta y la rumba por los poros. Por ello, este evento estuvo lleno de su arte y expresiones culturales y simbólicas, como siempre han sido los Consejos de Visiones desde sus orígenes.
Uno de los momentos más memorables del encuentro fue la comparsa de la Caravana Kunagua, que desplegó una multitud de actores danzando con trajes multicolores y máscaras de animales cantándole a la Suma-Paz los derechos de la Madre Tierra. Una muestra de la más alta calidad estética, digna de ser presentada en otros altos escenarios del país.
Oye Sumapaz bendita,
desciende de la montaña
tu agua es pura alegría
y mi corazón se baña…
Yo quiero que fluyas, Sumapaz…
Oye Sumapaz yo quiero
un bosque en mi corazón,
sembrar robles, rodamontes,
sietecueros y frailejón.
Kunagua espejito de agua
gota de agua de día
gota de agua de noche
llevas en tu piel el agua
que alimenta el alma para poder estar
y así poder estar.
Desde el bosque de la niebla
hemos venido a recordar
la memoria del páramo
somos seres del Sumapaz…
En una gota de agua, me voy, me voy, me voy.
CASA Consejo de Asentamientos Sustentables de las Americas Cundinamarca Ecoaldeas El Llamado de la Montaña páramo andino Sumapaz
Bellisimos: el escrito, a redacción, las fotos, y el evento.
Muy buen articulo, me encantó, seguiré leyendo mas de sus artículos.
MAravilloso articulo, la selva y bosques tal cual se ven con su cultura, un abrazo desde Perú.
https://vanbeek.pe/